¡Hola, hola, hola! Hay alguien por allí...???
Madre mía llevo más de dos meses sin aparecer por aquí, sin estar presente en las redes, sin dar señales de vida, pero tengo que reconocer que esta ausencia no ha sido voluntaria. Si os digo que no he tenido tiempo para nada, puede que os lo creáis o no, pero os aseguro que he estado muy ocupada este verano, tanto, que no he tenido tiempo para preparar una entrada en condiciones, ni he tenido ganas de estar presente en las redes y mucho menos en la cocina preparando postres y mira que en mi casa nunca suele faltar el postre. Pero este verano hemos tirado de helados del súper y alguna que otra tableta de chocolate.
Sinceramente, tenía previsto hacer unas vacaciones en el blog, pero lo que no tenía planeado era hacer unas vacaciones tan largas (si se pueden llamar vacaciones). Los que me seguís en las redes sabéis que en el mes de junio tuve que hacer un parón anticipado, porque hemos adoptado un cachorrito, un mestizo de labrador por parte de la madre y algún tipo de pastor (según el veterinario) o podenco (según yo) por parte del padre, era el regalo de las niñas por las buenas notas y el buen comportamiento durante el año escolar. Un cachorrito de 6 semanas que nos revolucionó la rutina y el orden del día a día en casa. Los que habéis tenido un cachorro en casa sabéis los cuidados que necesita, sobre todo los primeros meses de vida, y más en un piso sin jardín, donde el perrito no puede estar al aire libre y hacer sus necesidades, jugar y gastar energía.
Nos hemos pasado todo este tiempo cuidándole, educándole, enseñándole donde están los límites en la casa y en la calle, enseñándole donde tiene que hacer sus necesidades, limpiando pipis y popos por la casa, al principio también hemos pasado noches sin dormir, porque el pobre solo lloraba y lloraba. Yo que soy de estas a las que les encanta tener la casa siempre organizada y reluciente, he estado con el cubo de la fregona todo el día detrás del pobre Luke (es como se llama nuestro nuevo y peludo miembro de la familia). Pero, también dándole paseos largos y juegos al aire libre, para que se canse y duerma por las noches.
Además, el mes pasado he tenido a mi marido con infección de orina y un cólico horrible durante unas semanas. Después de unas semanas de dolores fuertes (y digo semanas no días), ya se encuentra mucho mejor.
Por otra parte este verano también por la calor que ha hecho, en el bar con mi marido hemos tenido muchísimo más trabajo que el verano pasado, sobre todo por la tarde o tarde noche, por lo que hemos tenido que hacer más horas de lo habitual. Y aunque podríamos haber contratado a otra persona, hemos preferido (de mutuo acuerdo con el personal) sacar la faena entre los que estamos. Han sido muchas horas de trabajo y de pasar calor.
Así que se ha ido acumulando todo y más a más las niñas estaban, bueno y siguen estando de vacaciones. Viviendo al lado del mar os podéis imaginar que cualquiera les dice que este verano habrá poca playa. Ellas están de vacaciones y lo que quieren es disfrutar de su verano, de los parques y de la playa, no entienden (y no deben de entenderlo) si sus papis tienen poco tiempo libre o están cansados. A mis niñas les encanta la playa, así que muchas tardes nos hemos pasado en la playa con ellas, aprovechando los días de sol.
* Os dejo una foto de mis dos flores, de mis pequeñas, que ya no son tan pequeñas :) La pequeña Violeta que ya tiene 7 añitos y la mayor Jasmina que acaba de cumplir 17.
Ha sido un verano de constante entrar y salir de casa, y más bien salir. Menos mal que mi hija mayor ya es grande y me ha estado ayudando con los cuidados de su hermana y de Luke, y también con las tareas de casa, e incluso en el bar. Estoy muy orgullosa de ella y de su hermana, que ha hecho de perfecto canguro y compañera de juegos de nuestro Luke. Mi peque también se ha comportado de fábula, mucho más de lo que yo me podría imaginar.
Si a esto le sumamos la calor que ha hecho este verano, pues como comprenderéis si tenía unas horas libres durante la semana he preferido descansar y cargar las pilas, para poder seguir con el agotador ritmo del día a día, en vez de pasar más horas en la cocina o delante del ordenador.
Ahora parece que poco a poco todo se está calmando, la faena se está estabilizando, mi marido está mejor, nuestro Luke ya hace sus necesidades casi siempre en la calle o en el periódico, por lo que ya no hay que limpiar tanto. Las niñas como que ya están un poco cansadas de tanta playa y fiesta, y el tiempo parece que está refrescando, pues una como que ya tiene ganas de meterse en la cocina y preparar un rico postre (y con esto no quiero decir que he tenido abandonada la cocina en todo el verano, ni mucho menos, hay que comer y nosotros en casa somos de buen comer, nos gusta la comida casera, de cuchara y guisada).
Volver a la rutina bloguera después de más de dos meses, no es nada fácil. Así que para calentar motores he preferido traeros una receta facilita, nada complicada y apta para la época en la que estamos. Se trata de un helado de naranja cremoso y muy, muy rico.
Puede que estéis cansados de tanto helado, pero he querido traeros esta receta también para homenajear este verano tan caluroso y además he querido dar mi aportación, en esta lista tan larga de recetas de helados, que se han visto en la blogosfera durante este verano. Si no tenéis heladera os viene perfecta, ya que se prepara sin heladera. Lo bueno de los helados es que se pueden preparar cuando te convenga y en un tiempo récord, y además aguantan durante días en perfecto estado, si es que aguantan :)
Espero que os guste la receta y que os animéis a prepararla !!!
Utensilios necesarios:
Batidora eléctrica de dos varillas o de pie, espátula, báscula de alimentos, cucharas mediadoras, rallador y exprimidor de zumos.
- Si quieres ver otra receta de helado te dejo este enlace:
Helado de café
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La semana que viene vuelvo con una nueva receta, riquísima y que suele gustar casi a todo el mundo, así que,... ¡atentos!
Hasta la semana que viene, os espero por aquí !!!
Besos!