El helado de vainilla es un clásico, lo sabemos, pero precisamente por eso lo queríamos hacer. Y como nos estamos iniciando en eso de la heladera queremos empezar por el principio. Además es el helado perfecto como acompañamiento para otros muchos postres
Para hacer helado siempre necesitamos una crema, y en este caso vamos a preparar una especie de natilla pero más liquida. Esta crema, además de utilizarla para hacer nuestro helado de vainilla de hoy, servirá de base para futuros helados de otros sabores. Así que vamos a familiarizarnos con ella este verano :) Empecemos!!!
Helado de vainilla y almendra crocante
? Preparación: 50′ + enfriado y congelado
? Raciones: 800 ml de helado
? Dificultad: baja
Ingredientes
400 ml nata (crema de leche) para montar (crema de leche)
400 ml leche entera
140 gr azucar
4 yemas
2 cucharadas esencia de vainilla
1 cucharada de ron (opcional)
almendra crocante
Receta
Lo primero que tenemos que tener en cuenta a la hora de hacer un helado con la heladera es que el recipiente donde se hace el helado debe estar congelado durante al menos 24 horas. Yo le he hecho un hueco en el congelador por lo que siempre lo tengo preparado para usar este verano.
Vamos a por la crema de vainilla. En un cazo ponemos la leche, el azúcar, las yemas. Ponemos a calentar a fuego lento durante unos minutos, removiendo constantemente con las varillas y sin que llegue a hervir en ningún momento. Veremos que la mezcla coge algo de cuerpo, espesa un poco. Entonces añadimos la nata (crema de leche), el ron y la esencia de vainilla. Mezclamos bien, retiramos del fuego, tapamos y dejamos que enfríe. Cuando esté a temperatura ambiente la metemos en la nevera y esperamos a que enfríe por completo antes de usarla. Lo suyo es hacerla la noche de antes, así nos aseguramos de que la crema está bien fría.
Pasamos al mantecado de la crema de vainilla.
Con la heladera en marcha añadimos la crema de vainilla y dejamos mantecando durante unos 40. Cuando queden pocos minutos para acabar añadimos la almendra crocante al gusto. Una vez el helado tenga la textura deseada paramos la heladera, vertemos el helado en un recipiente que cierre bien y lo mentemos al congelador unas horas.
Para hacerlo de modo manual pondremos nuestra crema con la almendra crocante en un recipiente y lo metemos en el congelador. Cada media hora lo sacaremos del congelador y lo removeremos con una cuchara. Ésto ayudará a que quede cremoso y no como un bloque.
Para servirlo lo ideal es dejarlo unos minutos a temperatura ambiente para que pierda frío y quede más cremoso.
Ahora a disfrutar!!
Notas:
Le he añadido almendra crocante que tiene un toque caramelizado que le va muy bien. Si lo preferís podéis sustituirla por chips de chocolate, trocitos de galleta, otros frutos secos…
Lo de añadir ron es totalmente opcional, a mí me gusta el toque que le da, pero no es para nada indispensable.
Por último recordaros que el mes pasado publicamos un delicioso Helado de Nata (crema de leche) y Cerezas fácil-facilísimo y sin heladera. Una aclaración con respecto a este helado. Veréis que en aquella ocasión poníamos nuestro futuro helado en una tarrina que nos llevábamos al congelador y que no removíamos en ningún momento, obteniendo, aun así, un helado cremoso. Ésto es porque el helado de nata (crema de leche) y cerezas tiene un gran porcentaje de materia grasa, lo que hace que no se formen cristales.
Además también hemos hecho un riquísimo helado de plátano que os recomiendo.
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