Estamos en plenas vacaciones, yo las empecé el viernes y me he relajado tanto que ya no sé ni en qué día vivo. Pensaba que el día de publicación del reto Reposteras por Europa que organiza todos los meses Isabel del blog Gotas de Azucar y Vainilla, era mañana y aquí estoy, corre que te corre para tener la entrada lista.
Habíamos quedado que este mes teníamos vacaciones y que íbamos a aprovechar para hacer una especie de "recuperación o repesca" y poder presentar recetas de los países que en su momento no pudimos visitar.
Yo estoy orgullosa de haber podido viajar en todo este tiempo a todos los destinos propuestos por mis compañeras menos a dos: Bulgaria y Eslovaquia. Y eso es lo que pienso solucionar en este momento, ya que hoy mi destino es Bratislava, capital de Eslovaquia o también conocido como el país de las estatuas de bronce.
Los Montes Tatras forman la cordillera entre Polonia y Eslovaquia, siendo el pico más alto el Gerlachovsky Stit. Es una zona ideal para hacer senderismo además podemos alojarnos en el observatorio que hay en Hrebienok, al que se puede llegar en teleférico.
Bratislava se ha convertido en una ciudad tranquila atravesada por el Danubio, uno de los ríos más importantes del mundo y con un centro histórico peatonal que permite disfrutar de una ciudad cargada de historia. Visitas obligadas son el Castillo de Bratislava que alberga el Museo Histórico de la ciudad, donde podremos aprender un poco más acerca de sus historia y desde el que tendremos unas maravillosas vistas de la ciudad.
Desde el castillo también podremos divisar la Catedral de San Martín, uno de los templos más importantes del país donde fueron coronados 11 reyes y 8 reinas y que debería de ser el inicio de un recorrido por las distintas iglesias eslovacas de la capital, destacando también la Iglesia de Santa Isabel. También es parada obligada la única puerta que queda de las cuatro que daban acceso a la Bratislava medieval, la Puerta de San Miguel del siglo XIV y que cuenta con una torre de cuatro plantas.
A 320 kilómetros de Bratislava está Kosice, que es la segunda ciudad más poblada de Eslovaquia y que destaca por sus iglesias. Como detalle curioso, en ella se encuentra la catedral gótica más oriental de Europa: la Catedral de Santa Elisabeth.
Otra ciudad importante es Banska Stiavnica, ciudad minera situada en el centro de una caldera creada por el colapso de un antiguo volcán. Está considerada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y se pueden visitar sus minas. Uno de los sitios más concurridos, es la plaza The Holy Trinity.
Y después de tantas visitas ¿qué os parece si nos relajamos tomándonos una cerveza (aquí se toman de medio en medio litro) bien fría acompañada con un poco de "bryndza", queso blando tradicional de Eslovaquia hecho de leche de oveja? La gastronomía eslovaca destaca por sus productos lácteos, sus verduras y hortalizas como las patatas, las coles y la carne de cerdo. También podemos degustar sopas, la más tradicional la de col fermentada o "kapustnica", la sopa de callos o "držková" o la sopa de frijoles.
Otros platos típicos son el "bryndzové halušky" o albóndigas de patata cocidas, cubiertas de queso y coronadas con trocitos de tocino, el "vyprážaný syr" o queso empanado y también la "sviečková" que es una carne fina de res asada con crema de verduras. Se puede tomar carne de oca o “husacina” (ganso al horno) acompañado de crêpes de patata, chorizos ahumados, salchichas, jamones. La carne de cerdo, la más popular, se suele preparar empanada, frita o o cocida
Y en la sección de postres, se suelen utilizar las frutas del bosque, la mermelada, los frutos secos y la miel para confeccionarlos. Los "palacink" o crêpes y el "paska" o pan de pascua, son dos de los postres más típicos aunque también podemos probar el "orechovník" que es una masa cubierta con nueces, enrollada y cocida, el "trdelník" o masa enrollada en un palo de madera, cocida y posteriormente cubierta de azúcar y nueces, los "parené buchty" o bolitas de harina al vapor rellenas de mermelada o el postre que yo he elegido y de nombre impronunciable: "hrnčekový koláč s jogurtom a broskyňami", que no es más que un pastel con yogur y albaricoque y que a continuación os cuento cómo prepararlo.
PASTEL CON YOGUR Y ALBARICOQUES
INGREDIENTES
3 huevos
210 gr. de azúcar
200 gr. de yogur griego
125 ml. de aceite de oliva suave
250 gr. de de harina
12 gr. de levadura
2 cucharadas de azúcar vainillado
¼ cucharadita de canela (opcional)
Albaricoques
ELABORACIÓN
Forramos un molde cuadrado con papel de hornear y lo engrasamos. Reservamos.
Precalentamos el horno a 180º C.
En el vaso de la batidora de pie batimos el azúcar con los huevos hasta que blanquee y haya aumentado su volumen (unos 10 minutos).
Añadimos poco a poco el aceite, el yogur y finamente incorporamos la harina con la levadura y mezclamos con ayuda de una espátula con movimientos envolventes.
Vertemos la masa en el molde y distribuimos por encima los albaricoques cortados en trozos.
Espolvoreamos con azúcar vainillada y también con un poco de canela.
Horneamos de 25 a 30 minutos o hasta que clavando un palito este salga limpio.
Podemos espolvorear un poco de azúcar glas por encima cuando esté frío.
Algunas observaciones
Podemos rehogar los albaricoques con el azúcar vainillado en una sartén y después añadirlos a la masa, de esta manera conseguiremos caramelizarlos ligeramente.
Podemos utilizar cualquier otra fruta de temporada para preparar este postre (cerezas, fresas, melocotones...).
Igualmente podemos utilizar fruta en almíbar, por ejemplo melocotones, para preparar esta tarta en otra época del año en la que no encontremos estas frutas.
Más sencillo imposible. Os recomiendo que preparéis este pastel antes de que empiece a hacer más calor y no apetezca encender el horno porque de verdad que está para chuparse los dedos y es ideal para el desayuno con un buen vaso de leche.
Otro destino europeo visitado y superado. Yo en cinco días cojo mi avión particular de #ReposterasPorEuropa con destino a... ¿Os lo cuento? Mejor os dejo con la intriga o si queréis saber dónde viajo este verano sólo tenéis que buscar en las entradas del blog en junio de 2016 y noviembre de 2014. ¡Sorpresa!