Soy una rendida entusiasta del hummus, esa deliciosa crema de garbanzos árabe que se prepara también con tahine o tajín, una pasta de sésamo blanco que le aporta un puntito de amargor increíble.
Compro los garbanzos ya cocidos envasados en tarro de cristal, le añado otra verdura si quiero que tenga más color, un ratito batiendo con la batidora o procesadora eléctrica y ya está listo para dipear con panes variados, pitas, pototos o lo que os parezca.
Yo tengo un frasco de tahine en la nevera para preparar el hummus y, es que, aunque ya lo vendan hecho (y no está nada mal) en supermercados por todos conocidos en España, a mi me encanta prepararlo en casa.
Así le añado lo que me apetece, le doy mi punto personal y sabe más rico y delicioso pues es caserito.
Para un buen tarro de hummus:
1 frasco de garbanzos cocidos (son de 400 g aprox)
zumo de medio limón
1 cucharadita de tahine
1 diente de ajo
2 cucharadas de aceite de oliva virgen extra
150 g de pimientos asados (yo los uso también de frasco de buena calidad, Ibsa en este caso)
sal
sésamo blanco y negro para adornar
pimentón dulce o picante al gustoSe escurren los garbanzos de su líquido de envasado y se ponen en el vaso de la batidora.
Se añaden el resto de los ingredientes: ajo, zumo de limón, pimientos escurridos, aceite de oliva y cucharadita de tahine, con una pizca de sal.
Se bate bien con la batidora eléctrica y se rectifica de sal, limón o aceite.
Se pone a enfriar en la nevera y se sirve con sésamo blanco y negro, pimentón dulce o picante, según os guste, aceite de oliva y una hojita de cilantro o de perejil.