Su expansión está relacionada con los portugueses. Al igual que otros países, ellos también buscaban ambiciosamente los orígenes de las especias. Querían monopolizar el mercado y para conseguirlo no dudaban usar la fuerza. Perseguían barcos comerciales a lo largo de la costa India, los asaltaban y veían que entre los cargamentos siempre había canela, éste condimento tan misterioso caro y escaso en Europa. En 1506 la suerte jugó a su favor. Después de una tormenta en la zona, llegaron por casualidad a la costa de Ceylán, la cuna de la canela. Los gobernantes de esta isla estaban enfrentados, lo que los portugueses aprovecharon para su propio beneficio. Siglos más tarde holandeses e ingleses llegaron a la isla con un objetivo similar al de los lusos.
La canela generaba mucha riqueza para los comerciantes extranjeros, excepto para la gente que cultivaba este especie. Existe una casta especial en la India, la cual cultiva y manipula la canela: los salagama. Ellos cultivan el árbol y producen los palos de canela artesanalmente. Es un duro trabajo que requiere esfuerzo, habilidad y práctica. El proceso que siguen consiste en cortar las ramas del árbol, rasparlas muy finamente, descortezarlas delicadamente, enrollarlas y ya por último dejarlas secar.
Su sabor dulce, delicado y cálido no puede faltar en recetas de cualquier parte del mundo. No solo se usa en la repostería sino que también está presente en muchas mezclas de condimentos como en las famosas Garam masalas y currys, ya que es un condimento muy versátil.
Fuentes:
El gran libro de las especias (Editorial De Vecchi )
La ruta de las especias ( La2 )