Y aunque nos encantan las galletas, estas son un poco diferentes a las que hicimos hace un par de años. Y son distintas porque son blanditas, un tanto abizcochadas, y ¿qué queréis que os digamos? nos encanta esa sensación de hincar el diente y notarlo abrirse paso poco a poco. No todo van a ser crujidos en unas galletitas que se caracterizan por su intenso aroma a especias y por incorporar una mezcolanza de ingredientes más propios de un potaje que de un dulce.
INGREDIENTES (Para unas 20 galletas aprox.)
420gr. de harina de trigo
225gr. de mantequilla sin sal a temperatura ambiente
200gr. de azúcar moreno (Grandes Éxitos en CD y Cassette)
2 cucharaditas de jengibre en polvo
1 cucharadita de pimienta rosa en grano
1 cucharadita y media de canela molida
1 cuarto de cucharadita de de nuez moscada molida
1 cuarto de cucharadita de clavo molido
1 cucharadita de bicarbonato sódico
1 pizca de sal
165gr. de miel de caña (melaza)
1 huevo
PREPARACIÓN
Lo primero es cargarse de espíritu navideño, porque esta receta, aunque sencilla, requiere de unas dosis de coraje sin igual. A estas alturas de las navidades la tensión superficial a la altura de la cintura del pantalón ya se deja notar, pero todavía podemos forzar la situación un poco más y si hay que seguir comiendo se come que para eso existe la excusa de la redención del Año Nuevo.
Empezaremos aprovechando que hay que moler el azúcar moreno en un molinillo, para hacerlo junto a los granos de pimienta rosa de forma que obtengamos un polvo fino. Sí, pimienta rosa... en una galleta... ¡Y está buena! Misterios insondables de la Navidad. En la próxima receta probaremos un trozo de panceta dentro de un muffin. Los despropósitos gastronómicos en estas fechas son equivalentes a la deshinibición en ciudades costeras en verano: vale todo.
Continuamos mezclando ingredientes. Por un lado mezclamos la canela, la nuez moscada, el clavo, la sal, el bicarbonato y el jengibre, con la harina. Mientras, por otro lado batimos la mantequilla junto con la mezcla del azúcar moreno molido con la pimienta y el huevo hasta que quede una masa bien integrada.
Aquí es cuando empezamos a verter la miel de caña, la melaza, amor en estado puro o como queráis llamarla, sobre nuestra masa. Nos resulta curioso que Txaber Allué (a.k.a.: "El Cocinero Fiel") la estuviera buscando en tiendas de importación, cuando aquí en tierras andaluzas siempre la hemos tenido y vertido sobre las berenjenas enharinadas y fritas porque nos encantan los aportes calóricos extraordinarios y comernos hasta las letras al finales de las palabras. Nos alegra que lo descubriera en su visita a la provincia.
Mezclaremos hasta integrarlo todo e iremos añadiendo la mezcla de harina en varias veces hasta que obtengamos una maravillosamente especiada bola de masa que no se adherirá al recipiente. Si jugáis a lanzar bolas de nieve, no uséis esta. Podríais matar a alguien. Que rocemos los 18ºC en diciembre no os excusará ante un tribunal. Aspirad sus efluvios... huelen a navidad, a chimenea y a niño llorando y sujetándose a la estanterías de los juguetes en El Corte Inglés. La envolvemos en film transparente y la dejamos que repose en la nevera durante un par de horas.
Una vez haya reposado en la nevera, la extendemos con la ayuda de un poco de harina hasta que tenga un grosor aproximado de medio centímetro y empleamos un cortador con forma de monigote para recortar un ejercito de hombrecillos despatarrados de jengibre. Mientras tanto, vamos precalentando el horno a 180ºC.
Si recordáis los primeros párrafos de la receta, no vamos a hacer unas galletas crujientes al uso, sino que son un poco blanditas y abizcochadas, de ahí el bicarbonato sódico. De forma que se espera que leven un poquito y se bufen en el horno como nosotros en enero. Así que hemos decidido definir un poco los contornos con la ayuda de un cuchillo, adelgazándolo y añadiendo un par de detalles.
Las extendemos sobre la bandeja de horno y horneamos durante unos 10 minutos o hasta que los bordes luzcan dorados. Una vez listas, las dejaremos enfriar sobre una rejilla mientras preparamos la glasa y la teñimos siguiendo los procedimientos indicados en LA "GLASA REAL" O "ROYAL ICING" (PARTE I) y LA "GLASA REAL" O "ROYAL ICING" (PARTE II). ¡Tenemos recursos para todo!
Cargamos nuestra glasa de fantasía en las mangas y decoramos a discreción: pegote a pegote y churrete a churrete, para dotar de vidilla a nuestros hombrecillos de jengibre ricos, ricos y con fundamento. A nosotros el muñeco de jengibre de «Shrek» nos parece encantador, así que ¡allá va!
Nadie podrá resistirse, ni siquiera vosotros mismos. Os convertiréis en los reyes de la fiesta. Os bañarán en halagos, en regalos y en amor. Y entonces aprovecharéis el momento de debilidad para esclavizarlos a todos y convertiros en ¡Los amos del mundo!... y todo ello: por Navidad. ¡Felices Fiestas!