Ay qué ver lo duros que son los jueves. Eso lo digo yo. Arrastramos el cansancio de toda la semana, los madrugones, los desvelos nocturnos, las carreras matutinas, los deberes, los exámenes, las reuniones y las compras.
Los jueves por la noche ya caes rota, tanto que no te da tiempo a apoyar la cabeza sobre la almohada y ya te has dormido. Y el viernes amaneces con otro ánimo porque el jueves, a fuerza de agotamiento, sí has dormido y porque, ¡es viernes! y el fin de semana ya se vislumbra a la vuelta de la esquina.
Pero los jueves son muy duros. Por eso, hoy trato de hacéroslos un poco más llevaderos con unas galletas buenísimas, que os van a encantar. Lo sé porque las inventó un pastelero italiano en honor de la entonces princesa Margarita de Stressa el día de su comunión. Tanto le gustaron a la futura reina, que se convirtió en tradición ofrecerlas en la recepción real que se celebraba cada año con motivo del ferragosto (nuestra Virgen de la Paloma).
Son galletas dignas de una princesa, por eso sé que a vosotros os van a gustar. Son curiosas porque se hacen con huevo cocido y llevan harina de maíz entre sus ingredientes, lo que les confiere una textura similar a la de los mantecados pero mucho más suaves.
Son divinas, no os las podéis perder.
Receta de las galletas de Margherite di Stressa
150 g de mantequilla en pomada*
130 g de harina de todo uso
130 g de maicena
la ralladura de una naranja
la ralladura de un limón
(en ambos casos, tendremos mucho cuidado de no incluir nada de la parte blanca porque nos amargaría)
3 yemas de huevo cocidas -tamaño M-
75 g de azúcar glass más extra para espolvorear.
Mezclamos bien la mantequilla con el azúcar glass y las yemas cocidas, utilizando unas varillas manuales.
Cuando obtengamos una crema uniforme, incorporamos la harina y la maicena tamizadas y las ralladuras de limón y naranja. Volvemos a mezclar hasta obtener una masa homogénea que no se pegue a los dedos.
Envolvemos en papel film y llevamos al frigorífico unos 30 minutos para que se endurezca un poco.
Estiramos entre dos papeles parafinados, usando un rodillo, hasta obtener una lámina como de medio dedo de grosor.
Cortamos las galletas con la forma deseada. Tradicionalmente tienen forma de flor, para hacer honor al nombre de la princesa en las que se inspiraron.
Colocamos en una bandeja de horno forrada con una lámina de silicona o con papel parafinado y horneamos con el horno previamente precalentado a 180ºC calor arriba y abajo sin aire durante 10 minutos, más o menos.
Cuando veamos que los bordes comienzan a dorarse, las sacamos del horno y las dejamos enfriar sobre una rejilla con mucho cuidado porque las galletas son muy frágiles cuando están aún calientes.
Una vez frías las espolvoreamos con azúcar glass.
Se trata de unas pastitas muy delicadas, perfectas para acompañar un buen café o un té aromático. Y para hacerte el jueves más llevadero. Pero si prefieres otro tipo de galletas, puedes ver todas las que hay publicadas en este blog pinchando en la imagen a continuación: