Y es que además Maike, compañera de trabajo de Álex, burgalesa y apasionada de la comida... nos había regalado una morcilla picantona y estupenda! La congelé para poder disfrutarla cuando mejor me viniera y, por qué no, hacer algo con ella para agredecerle a Maike el detalle.
Si te suele resultar indigesta la morcilla, este plato la aligera bastante. Puedes usar pasta fresca o comercial, yo he preferido hacerla porque no lleva excesivo trabajo si cuentas con una máquina de pasta o un buen rodillo con el que hacer una lámina perfecta. Aunque tengo ambos cachivaches, esta vez prefería usar el rodillo que me regalaron Ana y Javi por mi cumpleaños, que pesa un quintal; la máquina de pasta si es sólo para hacer láminas me resultaba un poco engorrosa en ese momento.
No te recomiendo que uses las que no necesitan cocción en este caso, ya que el relleno no lleva salsa y no se cocinarían correctamente.
Para 4 personas comilonas, o 6 personas, necesitas:
- 1 morcilla de Burgos (unos 300g)
- 150g de espárragos verdes
- Medio pimiento rojo (unos 100g)
- 1 cebolla pequeña
- 1 diente de ajo
- 3 cucharadas de aceite de oliva
- sal y pimienta negra
- Una pizca de alcaravea molida (o anís, si no tuvieras)
- 1 pizca de comino molido
- 1 chorrito de brandy
- 6/8 placas de pasta para lasaña o si te animas a hacerla tú... 1 huevo y 100 g de harina de trigo
Para la bechamel:
- 1 cucharada de harina de trigo
- 1 cucharada de aceite de oliva
- 375 ml de leche
- sal y pimienta
Si vas a hacer pasta fresca, empieza por aquí.
En un bol, haz un volcán con la harina e incorpora el huevo en su interior. Ve integrando la harina de los márgenes poco a poco hasta que tengas toda y puedas amasar la masa resultante; tiene que quedar sin grumos, suave y satinada. Deja reposar media hora tapada con un paño o film transparente para que no se seque.
Tras esa media hora, usa un rodillo o la máquina de pasta para hacer una lámina lo más fina posible (para la máquina de pasta yo la dejo en la posición 7). Conviene que enharines de cuando en cuando la masa para que no se te peque.
Corta la lámina en rectángulos y deja que se sequen estirados en un paño limpio.
En el caso de usar láminas de pasta comerciales, sigue las instrucciones del fabricante.
Para preparar el relleno, primero limpia los espárragos y corta las puntas, que las vamos a cocinar lo primero para que luzcan en la presentación final. Sólo hay que freírlas ligeramente en el aceite indicado y reservar.
Pica la cebolla y el ajo muy finitos y sofríe en una sartén amplia con las 3 cucharadas de aceite. Cuando empiece a transparentar, incorpora el pimiento y los espárragos, también picados. Deja que se cocine a fuego medio unos 10-15 minutos para que la verdura se ablande.
Abre la morcilla e incorpora el picadillo a la sartén, junto con la sal y las especias. Cocina a fuego medio y añade un chorrito de brandy al final de la preparación, dejando que el alcohol se evapore.
Prepara la bechamel tostando la harina en una cucharada de aceite de oliva, aparta del fuego e incorpora la leche moviendo a toda pastilla para que no se hagan grumos. Deja hervir a fuego lento, moviendo de vez en cuando para que no se pegue, hasta conseguir una bechamel ligera. Ten en cuenta que el relleno de la lasaña no lleva salsa!
Ahora, cuece las láminas de pasta para empezar a montar la lasaña. Las láminas de pasta fresca se cuecen en un par de minutos como mucho, en abundante agua caliente con sal. Prefiero dejarlas al dente porque después van a estar un rato en el horno y no quiero que se pasen. Conforme las vayas cociendo, deja escurrir las láminas en un trapo limpio.
Con las cantidades que indico da para poner tres capas de pasta y dos capas de relleno en su interior. Cubre finalmente con la bechamel, y el queso rallado, coloca las puntas de espárragos y gratina 10 minutos en el horno a 180ºC.