La primera receta en el blog este otoño no podía tener otros protagonistas más otoñales. Y es que ya sabéis que siempre me gusta probar recetas nuevas con pasta, por lo que el recetario de pasta de mi blog no es nada aburrido (y si no aquí tenéis el enlace donde podéis ver todas las recetas). Esta nueva receta la he visto en uno de los libros de Arguiñano y me pareció muy interesante. Los macarrones quedan muy jugosos por dentro y con la corteza crujiente por fuera.
INGREDIENTES:
200 gr. de macarrones
250 gr. de calabaza
50 gr. de queso rallado (el mío Grana Padano)
1/2 cebolleta
1 puerro
Un trozo de jengibre fresco
150 ml. de agua
50 ml. de leche
50 ml. de nata (crema de leche) para cocinar
Aceite de oliva virgen extra
Sal
Pimienta
PREPARACIÓN:
En una sartén con unas cucharadas de aceite pochamos la cebolla cortada en juliana y el puerro cortado en rodajas. Una vez transparente añadimos la calabaza pelada y cortada en trocitos no muy grandes. Rehogamos durante unos diez minutos y añadimos entonces el agua, la leche y la nata (crema de leche), rallamos el trozo de jengibre y añadimos también, salpimentamos, y dejamos cocinar durante unos 15 o 20 minutos a fuego medio bajo.
Mientras tanto podemos ir cociendo los macarrones en abundante agua salada según las instrucciones del fabricante.
Una vez cocidos los macarrones los escurrimos y ponemos en un bol. Mezclamos con la crema de calabaza. Añadimos a una fuente de horno y rallamos el queso por encima. Gratinamos durante 5 o 10 minutos o hasta que se dore la superficie.
Servimos inmediatamente.
Ya veis lo fácil que es tener un buen repertorio de platos de pasta en casa, es una buena forma de no aburrir a vuestros hijos siempre con la misma receta y además para aprovechar para introducirle verdura en los platos.
Feliz jueves.