En otras épocas no había familia que no contara con alguna monja o sacerdote entre sus miembros. Eran otros tiempos y seguramente había más vocaciones que hoy en día pero en bastantes ocasiones puede que hubiera más hambre y necesidad que otra cosa pues tener a la niña en el convento o al niño en el seminario no dejaba de ser una boca menos que alimentar. El ambiente también era propicio y yo recuerdo contar a mi madre que en su adolescencia, interna en un colegio de monjas de clausura del País Vasco, llegó a tener tentaciones de hacerse monja al terminar los estudios. Luego la vida la llevó por otros derroteros y se le quitó de la cabeza semejante idea, lo que le he agradecido toda la vida por la cuenta que me trae.
Lo que es evidente es que en los conventos se comía bien, con austeridad pero muy bien, entre otras cosas porque tenían su propia huerta y contaban con productos frescos de temporada que sabían utilizar con maestría. En cuanto a los dulces nos han dejado auténticas joyas que saben a gloria. Además de los más famosos que todos conocemos como los huesos de santo, yemas de Santa Clara, todo tipo de bizcochos y tortas, almendrados, galletas, etc, hace tiempo que tenía ganas de hacer estos mostachones que te traigo hoy de un libro de cocina monacal.
Los mostachones son unos bizcochitos planos que se atribuyen a las monjas del Convento de las Clarisas de Utrera (Sevilla), y sencillamente son maravillosos. Solo he usado tres ingredientes: huevos, harina y azúcar de manera que no llevan ninguna grasa, lo que los hace todavía más interesantes. Aunque he visto algunas variaciones en los ingredientes por la red he preferido hacer la receta más simple de mi libro porque me da la impresión de que era la que más se usaba en aquellas cocinas, sencillas y austeras al fin y al cabo.
Creo que te van a gustar, y cuando veas lo fáciles que son, todavía más.
Ingredientes:
- 3 huevos tamaño L
- 250 gr. de harina
- 250 gr. de azúcar
Elaboración:
*** Enciende el horno a 180ºC y pesa el azúcar y la harina***
1. En un bol cascamos los huevos y empezamos a batirlos. Puedes usar una varilla manual pero requiere unos 20-25 minutos de batir y batir. Por eso he usado unas varillas eléctricas que montan los huevos en un periquete y la cosa se simplifica mucho en cuestión de tiempo, pero se pueden hacer a mano sin ningún problema.
2. Cuando los huevos empiecen a subir un poco, iremos añadiendo el azúcar sin dejar de batir hasta incorporarla toda.
3. Ya hemos obtenido una crema bastante consistente así que dejamos las varillas y con una lengua, cuchara de madera o similar, iremos tamizando la harina y mezclando hasta incorporarla toda.
4. Cubrimos la placa del horno con papel vegetal y vamos poniendo cucharadas (más o menos grandes) de la masa intentando dejar espacio entre uno y otro porque crecerán bastante en el horno y se pueden pegar entre sí. Los metemos en el horno ya caliente y los dejamos 15 minutos aproximadamente aunque pueden ser uno o dos minutos menos dependiendo del horno. Tampoco interesa que se doren demasiado o quedarán demasiado crujientes o duros. Separa los mostachones del papel con una espátula, ten en cuenta que no llevan ninguna grasa y se habrán quedado un poco pegados, pero se separan perfectamente.
Aunque no está en la receta original, los he espolvoreado con azúcar glas.
Están buenísimos, y para mojar en el cafetito o en un chocolate, no veas que cosa más rica!
¡¡Nos vemos la semana próxima!!
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