La cocina francesa sufre un nuevo duro golpe con la muerte del multiestrellado chef Joël Robuchon. Falleció ayer en Ginebra, Suiza, a los 73 años de edad, tras no haber podido superar finalmente un cáncer de páncreas que lo atormentaba desde hacía un año.
Francia, la cocina francesa y la alta cocina mundial lloran la muerte del gran chef, que lo hace apenas meses después de que su compañero de profesión y padre de la Nouvelle Cuisine, Paul Bocuse, lo hiciera en enero a los 91 años de edad.
Junto a Anthony Bourdain, que se suicidó el pasado junio, ya son 3 de "los más grandes" los que nos han dejado este 2018, un mal año para el mundo gastronómico que hoy llora la pérdida del considerado "Chef del Siglo".
Platos como su puré de patata, hoy día utilizado en todos los restaurantes del mundo, o su tarta de trufas, hicieron que el prestigioso chef francés recolectará un total de 32 estrellas michelín, convirtiéndose así en el cocinero con más estrellas del mundo. Nacido en Poitiers, Francia, en abril de 1945, ingresaba a los 12 años en el seminario siendo su primera vocación la de cura. Acabaría cambiando la sotana por la chaquetilla a los 15 años, para poco tiempo después conquistar las máximas cumbres de la gastronomía francesa.
Su revolución de la cocina franca comenzó sustituyendo el típico color blanco del uniforme de cocinero por el negro, que recordaba su paso por el seminario. En 1976 era galardonado con el título Meilleur Ouvrier de France, que solo los mejores cocineros presumen de ostentar, para después, en 1987, ser nombrado cocinero del año. 3 años más tarde, la guía Gault et Millau le nombraría chef del siglo.
Joel Robuchon se declaraba amante de las gastronomías japonesa y española. Sus viajes por el país asiático y su descubrimiento de los bares de tapas españoles le inspiraron en la creación de un nuevo concepto de cocina, con un ambiente más dinámico y jovial. Su intención siempre fue hacer la cocina más accesible al público, objetivo que sin duda logró.