Para mi ya se acabaron las vacaciones y comienza el curso escolar. Tras las correcciones de los exámenes de septiembre y la entrega de notas siempre me queda un poso amargo y por eso os traigo hoy una receta muy dulce. Por la tarde tuve la necesidad de hacer algún postre y les he preparado a mis chicos unas natillas caseritas, de las de "toda la vida".
Esta receta lleva escrita en mi cuaderno especial de cuadros en el tengo las recetas de mi familia desde hace 21 años. Es de mi abuela Carmen y la lleva preparando su hija, mi tía Carmina, desde que tengo memoria.
Como las recetas de antaño, no precisa básculas ni ingredientes raros. Todo se mide fácilmente y con cosas que tenemos en casa siempre (leche, huevos, azúcar y maizena).
Se hace en poco tiempo (hombre, es más rápido comprarlas hechas) y la satisfacción de comer algo elaborado por uno mismo con el peso de la tradición familiar es algo único.
Para 8 personas:
4 yemas de huevo
1 taza de azúcar
1 cucharada sopera de maizena
1 L de leche
1 corteza de limón
1 cucharadita de vainilla líquida (opcional)En un cazo se ponen 3/4 de litro de leche, el tazón de azúcar, la vainilla y la cáscara de limón. Se lleva a ebullición.
En otro recipiente se baten las yemas con la maizena y se agrega, poco a poco, el resto de la leche.
Una vez que la leche aromatizada ha hervido, se retira del fuego un instante y se añade, pasándolo por un colador, el contenido del otro recipiente con las yemas.
Se vuelve a poner al fuego, no muy alto, y se mueve continuamente con unas varillas hasta que espese.Será unos minutos, en cuanto hierva la crema, espesa.
Se deja templar y luego se mete en la nevera para que se enfríen. Se sirven espolvoreadas con canela.
Dedicada a la gran repostera de la familia, mi tía Carmina. Te quiero, pequeña!!