Este año, más que nunca, me ha costado volver.
Estoy perezosa. Quizá más que perezosa estoy falta de tiempo.
Es por ello que en julio paré de publicar. Se cruzaron varias cosas que me impidieron preparar la entrada de la semana y al final opté por seguir guardando silencio.
He estado completamente alejada de la blogosfera y de las redes sociales. La vida no me daba para más y quizá tampoco las ganas.
Mi idea era retomar las publicaciones en Septiembre, pero lo iba aplazando jueves tras jueves hasta que la pasada semana Lara me preguntó cuándo iba a volver a hacer tartas y fotos, que ellas me ayudaban mucho y les gustaba.
A ver, ayudar, lo que se dice ayudar, no ayudan. Muy al contrario lo que vienen haciendo es molestar. Pero es divertido.
Supongo que fue un punto de inflexión. Para ellas el blog ha formado parte de su vida desde que llegaron a este mundo. Me han visto cocinar, fotografiar y pelear para que nadie tocase nada a partes iguales. Y lo echan de menos.
Y yo también. Echo de menos repostear (igual no me creeis pero llevo todo el verano sin hacer ningún postre, aunque ello no haya supuesto perder ni un gramo sino más bien al contrario he subido de peso, pero mis mierdas mentales y mis batallas con la báscula las vamos a dejar para otro momento) y echo de menos a mis amigas blogueras y la inspiración que este mundillo y sus gentes suponen para meterme en la cocina.
Me gustaría decir que vengo con ganas y energías renovadas, aunque en realidad asomo un poco a medio gas pero sé que en cuanto retome las rutinas todo volverá a rodar como antes.
Me despedí con unas natillas y regreso con otras.
Hay cosas que no cambian y las natillas son un clasicazo de nuestra gastronomía.
Estas de manzana fueron un invento del pasado otoño cuando mi padre no paraba de repetir que teníamos que comer manzanas porque se iban a poner malas.
¿Comer más? A ver, si estaba a punto de comer solo manzanas... así que ahí estaba yo inventando postres en los que meterlas en la mayor cantidad posible.
Estoy pensando que quizá hubiera sido más ortodoxo llamar crema de manzana a este postre, nombres aparte lo que está claro es que es un postre de temporada que merece la pena.
A su favor lo tiene todo: está hecho con fruta de temporada y proximidad, no necesita azúcar ni ningún tipo de endulzante ya que con la de la fruta es suficiente y su elaboración es bastante sencilla siendo muy fácil de adaptar para hacerla en robot de cocina en cuyo caso se hace prácticamente sola.
Como os he comentado hay cosas que no cambian y mi cocina es una de ellas.
Este año volveré con recetas repletas de productos de temporada, sencillas y de mucho aprovechamiento que no está el panorama para derroches.
Intentaré buscar recetas con elaboraciones alternativas o en todo caso que no requieran mucho tiempo de horno, que el precio de la luz se cotiza a precio de sangre de unicornio pero por ser el primer día no quiero venir guerrera, aunque he de confesar que he comenzado con timidez (y falta de costumbre) a redactar la entrada y me estoy viniendo arriba como en los mejores tiempos.
Seguiré reduciendo al máximo las cantidades de azúcar y endulzantes e intentaré hacer los postres más sanos posibles sin olvidar que son postres y por definición son pecaminosos.
Voy a seguir defendiendo una dieta equilibrada, sana y un estilo de vida saludable donde tienen cabida todos los alimentos sin demonizar ninguno porque los extremos nunca han traído nada bueno.
En definitiva voy a seguir siendo la misma que conocéis y habéis visto evolucionar.
Con mantenerme en la línea me conformo y con seguir contando con vuestra presencia me es más que suficiente.
Os doy de nuevo la bienvenida a este rinconcito que es tan vuestro como mío ya que sin vosotras esto no tendría sentido y os invito a un bol de estas riquísimas natillas con sabor a ese otoño que tanto nos gusta y tanto nos inspira.
Ingredientes:* 600 gramos de manzana (peso limpio)
* 1 litro de leche (yo usé semidesnatada pero puedes utilizar la que quieras)
* 1 rama de canela
* 50 gramos de harina de maíz (maicena)
* 3 huevos
* Canela en polvo y galletas para decorar (opcional)
Elaboración:
1. Pelamos las manzanas, les quitamos el corazón y las troceamos. Dejamos la piel a dos o tres manzanas.
2. Las colocamos en una cazuela junto con la rama de canela y aproximadamente 750 ml de leche y las ponemos al fuego.
3. Vamos removiendo de vez en cuando y retiramos cuando las manzanas estén blanditas.
Durante la cocción la manzana irá soltando su jugo y la leche tendrá un aspecto grumoso, como si se hubiera cortado. Es normal, no pasa nada.
4. Mientras tanto en un bol mezclamos los huevos, la harina de maiz y la leche restante hasta que no queden grumos.
5. Retiramos el palo de canela y en la misma cazuela metemos la batidora de brazo y trituramos las manzanas hasta obtener una crema sin grumos.
6. Vamos añadiendo en hilo la mezcla de leche, huevos y maicena a la vez que seguimos triturando con la batidora.
7. Volvemos a poner al fuego la cazuela y vamos removiendo hasta que espese.
8. Retiramos y vertemos en los boles en los que vayamos a servir.
9. Una vez fríos tapamos y guardamos en el frigorífico.
10. Antes de servir decoramos con una galleta o con canela en polvo.
Receta fácil donde las haya. No podía ser menos para mi regreso.
Y una manera perfecta de aumentar nuestra ingesta diaria de fruta así como conseguir hacerla más atractiva para aquellos (grandes y pequeños) a los que tanto les cuesta.
Imposible decir que no a uno de estos boles.
Como me es imposible no participar con esta receta en el reto 1+/-100, desperdicio cero de mi amiga Marisa que tanto me gusta y tanto os recomiendo siempre. ¡No dejéis de visitarla!
Espero que hayáis tenido un bonito verano, que sigáis sanos y con ganas renovadas de seguir compartiendo nuestra pasión por la cocina.
Os echaba de menos.
Y cuento con vosotros la semana próxima.
Manos a la masa y ¡bon appétit!