Si tienes un buen producto, un buen "fondo de despensa" y dejas volar la imaginación, a veces consigues grandes momentos en la cocina.
A veces menos es más. Por el contrario, a veces abusamos de mezclas de sabores y otras, conseguimos un conjunto armónico que provoca una fiesta en nuestro paladar aunque a priori pudiera parecer que los ingredientes no casan bien.
Venga va, hablemos claro, si eres un amante de los sabores delicados, no sigas leyendo, si, por el contrario, eres de los que buscan "peta-zetas en la boca", ésta es tu receta.
Sí, ya sé, los puristas me dirán que restamos sabor a las setas a cambio de mezclar sabores muy potentes. Pues bien, no estoy de acuerdo. Cierto es que el pimentón, la menta o el tomillo proporcionan aromas muy potentes, pero ojo, hay que buscar un equilibrio final, no pasarte en los toques de cada ingrediente y no restar protagonismo a los actores principales.
Por ejemplo, los níscalos y los rebozuelos se trocean grandes para que su bocado sea importante, no cambiamos de sartén para que los sabores se vayan incorporando. En fin... puedes probar y ya me contarás.
Y es que esta es una de esas recetas que "te salen" cuando tienes un buen montón de níscalos y no quieres "hacerlos como siempre" o repetir alguna receta ya publicada... y entonces tu mente comienza a trabajar y piensas:
Los garbanzos le irán bien...
Y el pimentón...
Y el tomillo...
No hay nada a lo que un buen chile rojo le vaya mal...
Tengo dos lonchas de panceta...
etc...
En fin, creo que me comprendéis.
Ingredientes:
400 gr. de garbanzos cocidos.
500 gr. de níscalos.
200 gr. de rebozuelo o chantarela.
2 lonchas de panceta.
Una cebolleta morada (con parte del tallo).
1 Chile rojo.
Tomate deshidratado en aceite.
Un poco de tomillo fresco.
Un poco de menta fresca.
Pimentón ahumado dulce.
Sal.
Elaboración:
1.- Limpiamos níscalos y rebozuelos y cortamos en trozos grandecitos, reservamos. Picamos la panceta y salteamos, a toda potencia, en una sartén grande y muy caliente sin añadir aceite (imprescindible que sea una buena sartén antiadherente). Buscamos no añadir más grasas.
2.- Cuando esté dorada y crujiente, retiramos y reservamos. Retiramos excedente de grasa de la sartén y volvemos a poner al fuego. Añadimos los garbanzos ya cocidos.
3.- Cuando los garbanzos comiencen a dorarse y a saltar, incorporamos la cebolleta picada. Salamos.
4.- Cuando la cebolleta comience a tostarse, es el momento de incorporar los tomates deshidratados, los níscalos y los rebozuelos. Removemos todo, añadimos tomillo fresco, chile picado y pimentón ahumado dulce. Salteamos.
5.- En cinco minutos se acaba el plato, no hay que cocinar demasiado las setas. Incorporamos la panceta, salteamos, retiramos del fuego y terminamos con un poco de menta picada y la parte morada del tallo de la cebolleta.