Ingredientes:
3 huesos de espinazo
Dos rabos de cerdo.
Dos orejas de cerdo.
Dos manos de cerdo
Un trozo de cedo.
Cuatro morcillas.
500 gramos de garbanzos.
125 gramos de macarrones.
Dos coles picudas.
Dos patatas.
Un bulbo de hinojo fresco
Un colirábano.
Una rama de apio.
Agua.
Sal.
Una cucharadita de azafrán molido.
Elaboración:
Cortamos la col, el apio, el hinojo y el colirábano en trozos.
Limpiamos muy bien (yo lo hago frotando con sal gorda y limón) toda la carne. Ayudándonos también de un soplete para quitar los pocos pelillos que le puedan quedar a las piezas de cerdo. Si no tenéis soplete siempre podéis hacerlo acercando la pieza de carne directamente el fuego de la cocina.
Colocamos una una olla toda la carne así como las verduras que teníamos troceadas y cubrimos con agua fría (cubrimos pero sin excedernos en agua). Se deja cocer a fuego lento sobre unas dos horas (si es el olla rápida mucho menos). Cuando la carne esté prácticamente cocinada se añaden los garbanzos (si son de bote bien escurridos y si no lo son deberán haber estado previamente en remojo) y las patatas y se deja cocinar unos 10 minutos más. Se añaden a continuación los macarrones, el azafrán y la sal y cuando los macarrones ya estén prácticamente cocinados se agrega la morcilla.
Yo soy de la opinión de que este plato está más rico de un día para otro. Además al llevar tanta grasa (lo siento, ya os dije que no era un plato apto para la dieta) permite, si fuese necesario, añadirle un poquito de agua para calentarlo.
Mirad que hermosura de caja me llegó desde el Consejo de Agricultura Ecológica de la Región de Murcia y lo mejor no es su aspecto sino su sabor y lo maravillosamente bien que uno se siente cuando sabe que lo que se está comiendo se ha producido de forma respetuosa con la Naturaleza; sin utilizar productos químicos ni semillas modificadas; sin forzar ciclos de cultivo y en definitiva respetando nuestro planeta.