Hacer pan en casa se está convirtiendo, por suerte, en una afición cada vez más extendida. Y no es de extrañar, si las cosas cuando las haces tú, siempre están mejor, elaborar tu propio pan es una sensación especial. Cierto es que cuesta, que lleva su tiempo, que se cometen muchos errores hasta dar con "uno" que te haga sentir orgulloso. Pero ahí está el bonito reto de probarte en la cocina, de ver tus límites y, sobre todo, superarlos.
En esta ocasión he realizado un pan aromatizado con orégano y con unos tomates secos. Un bocado ideal para acompañar ensaladas frescas, o una tabla de quesos o para dar vida a un desayuno. Imaginaos un chorrito de aceite de oliva Virgen Extra por encima y un ajito frotado...
Yo todavía soy un "amateur" en el univero "panarra" pero me motiva cada vez más. Sé que tengo que trabajar y experimentar mucho más para automatizar las técnicas, los amasados, los tiempos y las clases de harina (que esa es otra) pero con paciencia y ganas lograremos que las cocinas se inunden de ese maravilloso aroma a panadería... ¿Nos ponemos? Pues vamos allá. ¡Mandiles arriba!
Ingredientes (2 panes)
500 grs de harina de fuerza
50 grs de tomates secos
1 cita de orégano seco
12,5 grs de levadura fresca (1/2 pastilla)
300 ml de agua
20 grs de aceite de oliva virgen extra
8-10 grs de sal-------------------------------------------------------------------------------
En un poco de agua (como medio vaso) diluimos la levadura fresca. Dejamos que repose a su ritmo mientras nos metemos "en harina".
En un bol grande mezclamos la harina con el azúcar y el orégano. A mano, sentid la mezcla, que de eso va esto, de experimentar sensaciones.
Añadimos la levadura disuelta y el resto del agua. Hacemos una primera mezcla dentro del bol. Que vaya cogiendo cuerpo y vayan actuando los componentes. Dejamos reposar 30 minutos tapado.
Por otro lado trituramos los tomates secos, o bien con picadora o a cuchillo (yo opté por la segunda opción). Lo bueno es que queden trozos pequeños pero visibles, que se noten luego al masticar y degustar.
Añadimos por último la sal y el aceite de oliva. Mezclamos una vez más.
Vamos mezclando y amasando con calma dentro del bol. Lo vertemos en una mesa de trabajo bien lisa y limpia. Ahora toca trabajar hasta obtener una masa homogénea. Hacemos una bola y la colocamos de nuevo en el bol (ligeramente aceitado), cubrimos con un paño y dejamos que repose 1 hora. Sin prisa, a su paso...
Dividimos la masa en dos mitades o panecillos y les damos forma alargada. NOTA: Puedes meterlos en un molde especial para que cojan la forma. Los volvemos a cubrir con un paño y dejamos que fermenten una segunda vez durante 1 hora o hasta que dupliquen su tamaño.
Precalentamos el horno a 220º. Luego lo bajaremos...
Les practicamos un "greñado" con un cuchillo afilado. Cortes transversales, a lo largo, pequeñas líneas decorativas... ahí ya manda tu criterio artístico y gusto culinario.
Bajamos la temperatura a 190º y los horneamos durante 30 minutos. NOTA: Para obtener vapor en un horno convencional y que así nos quede crujiente la corteza, lo provocamos echando un poco de agua en la bandeja de abajo del horno o unos cubitos de hielo. Controlad bien eso porque una cosa es crujiente y otra duro de narices...
NOTA 2: Sabremos que el pan está cocido cuando golpeemos la base y suene a hueco.
Sacamos el pan y lo dejamos enfriar en una rejilla. Y listo, ya tenéis a mano un espectacular pan casero de tomates secos y orégano para combinar todo tipo de platos, tostas o desayunos.
¡Que aproveche, hitchcookian@s!