La receta que os traigo surgió de mi amor a primera vista por la receta de este pan de tomate y albahaca de Silvia, que vi hace un tiempo en su blog Chup Chup Chup y que guardé a buen recaudo porque quería hacerla sí o sí.
Me encanta el pan hecho en casa. Ya he comentado alguna vez que el olor del pan recién hecho es para mí el mejor de los ambientadores. Es el olor con el que me quedaría si tuviera que escoger uno. A pesar de eso, el pan casero no es precisamente uno de mis fuertes. Hay gente que tiene mano para unas cosas, hay gente que no. Así que las recetas que suelo compartir son sencillitas o, al menos, sin demasiadas complicaciones.
Este pan (a pesar de que le añadí una modificación que le añadió humedad y compactó algo la miga), creo que salió genial. En casa nos encantó, y pienso repetirlo, aunque seguro que le cae alguna nueva modificación. Es crujiente por fuera y suave y esponjoso por dentro. El truco que utilizo yo (y que he visto en algunos sitios más) es poner el ventilador del horno en los últimos 4-5 minutos de cocción para que la costra salga bien crujiente. El resultado, este pan tan delicioso, ideal para tomar solo con un chorrito de un buen AOVE o con tomate.
Cosas a tener en cuenta:
. Aunque las olivas le añaden sí o sí algo de humedad (si no las secamos antes un poco en el horno, por ejemplo), lo que suelo hacer cuando las pongo en alguna preparación es escurrirlas bien, cortarlas y luego secarlas poniéndolas entre dos papeles de cocina. Así se elimina gran parte de la humedad y dejarán de aportarla a la masa.
.Con estas temperaturas tan fresquitas es posible que el levado requiera algo más de tiempo. Para evitar alargar demasiado esos tiempos, lo que suelo hacer es calentar el horno a 50 ºC, apagarlo, poner los panes formados dentro y dejar la puerta entreabierta con la ayuda de un paño de cocina. Así la masa no sufrirá el frío que pueda haber en la estancia.
Vamos con la receta. La original la podéis consultar en el blog de Silvia.
Ingredientes para 2 panes (o los que decidáis formar):
400 gr de harina panadera (o 200 gr de harina de fuerza y 200 gr de harina floja)
200 gr de agua templada
20 gr de aceite de oliva virgen extra
8 gr de sal
3 gr de levadura seca de panadería (o 8 gr de levadura fresca)
100 gr de olivas sevillanas sin hueso y sin sabores
1 cucharada de orégano seco
Preparación:
1.- En un bol grande ponemos la harina, el orégano, la sal y el aceite y mezclamos. Mientras, diluimos la levadura en el agua templada y esperamos a que espume. La añadimos entonces a la harina y mezclamos con la paleta de amasar o ya con las manos hasta que integremos todos los ingredientes.
2.- Como recomienda Silvia, y porque ya he comprobado que da estupendos resultados, lo que va genial para estas masas son amasados cortos sobre la tabla de trabajo con reposos más largos. En este caso hice, como ella, 5 amasados de 2 minutos con intervalos de 10 minutos. Entre amasados dejaremos la masa en el bol tapado (conseguid uno con tapa parecido a este, que es el que yo tengo, que van genial para las masas, porque son grandes y muchas veces puedes hacer todo el proceso dentro de él).
3.- En el último amasado añadiremos las olivas, que habremos cortado por la mitad y secado como os comentaba al principio. Veréis que la masa se humedece. No importa. Trabajadla dentro del bol y dejadla luego levar unos 60 minutos con el bol tapado.
4.- Tras el primer levado, preparamos un paño limpio de algodón o de lino (que irá bien si lo reserváis solo para el pan) y le echamos un poco de harina por encima.
5.- Dividimos la masa en tantas piezas como queramos. Yo hice dos. Les damos la forma y las colocamos sobre el paño enharinado. En este caso yo sí que elegí hacerles unos cortes encima. Con un cuchillo bien afilado (yo suelo usar el de filetear) les hacemos a las piezas un par de cortes profundos de lado a lado y un poco torcidos (o como os guste más). Echamos un poco de harina por encima de las masas y las dejamos levar 2 horas (en este caso, en el horno tal como os comentaba más arriba).
6.- Pasadas las 2 horas vamos a hornear. Pasamos las masas a una placa de horno y precalentamos a 200 ºC. Ponemos también una placa más de horno, o una bandejita de metal de usar y tirar, en la parte baja del horno.
7.- Pasamos las masas al horno ya caliente y seguidamente volcamos medio vaso de agua en la placa que hemos puesto en la parte baja. Cerramos enseguida. Con esto conseguiremos que se genere humedad rápidamente para ayudar a formar la costra.
8.- Hornearemos durante unos 25-30 minutos, según veáis vuestro horno. Y si queréis una costra más tostadita, poned en marcha el ventilador los últimos 4-5.
9.- Una vez horneados, los dejaremos enfriar sobre una rejilla y los envolveremos en un paño limpio de algodón después.
Este pan está rico, no, lo siguiente. ¿Os animáis?
¡Que aproveche!