Ingredientes:
350 gramos de harina de fuerza (más 50 gramos aparte para enharinar la mesa y nuestras manos)
10 gramos de sirope dorado (puede ser miel, azúcar invertido o similar)
5 gramos de azúcar
3 gramos de sal
45 gramos de aceite de girasol
1 huevo (más otro para pintar)
10 gramos de levadura fresca
93 gramos de agua
C/S de sésamo para decorar
Elaboración:
En primer lugar os recomiendo que hagáis la mise en place y que tengáis todos los ingredientes a mano y pesados con su cantidades correspondientes. Se trabaja mucho mejor de esta manera.
En un bol amplio mezclamos la harina con la sal y el azúcar. A continuación, añadimos los líquidos (el sirope el huevo, el aceite y el agua) paulatinamente y mezclando bien con la mano. Por último, incorporamos la levadura desmigada y trabajamos en el bol y luego en la mesa, enharinando la mesa y las manos, hasta intentar lograr una masa elástica, brillante y pegajosa. Si tenéis una kitchen o similar os va ayudar muchísimo. Devolvemos la masa al bol y tapamos con papel film, un trapo limpio o, en mi caso, un gorro de ducha de plástico. Dejamos fermentar una hora o hasta que doble su volumen.
Una vez fermentada, volveremos a trabajar en la mesa enharinada, desgasificamos, dejamos relajar unos minutos y amasaremos otros pocos. Porcionamos la masa en tres partes que pesaremos para que sean iguales; boleamos las 3 partes y les damos forma como de baguette fina. Estos son los cabos del trenzado.
Unimos los tres cabos en extremo y hacemos la trenza. Ponemos el pan sobre una bandeja y tapamos con un trapo limpio o, mejor aún, metemos la bandeja en una bolsa de plástico, procurando que la masa no la toque y dejaremos fermentar hasta que doble el volumen. Mientras, precalentamos el horno a unos 200º.
Cuando el pan haya levado, retiramos de la bolsa, pintamos con huevo batido y espolvoreamos con el sésamo. Hornear 20 minutos o hasta que tenga un bonito color marrón dorado. Dejar enfríar, degustar y disfrutar.