Un pan casero rústico delicioso, de corteza crujiente y miga blandita, y que puedes hacer sin problema tanto si tienes experiencia como si no tienes ni idea
Hace 11-12 años hice pan por primera vez; fue al poco de llegar aquí a Dinamarca y, la verdad, en España la verdad es que me dedicaba más a actividades de exterior. El caso es que recuerdo comprar la levadura fresca y pensar "uf qué peste", porque no la había visto nunca antes. Y con ese nivel de conocimiento y experiencia, conseguí hacer una hogaza de pan que no me lo creía; me pareció una experiencia muy reconfortante y agradable y, por supuesto, luego viene la recompensa de cortar una rebanada de pan blanco con corteza crujiente y miga blanda y olorosa y probarla con un chorrito de aceite de oliva.
Hoy en día hay pan chapata y barras de tipo europeo en muchos supermercados daneses, pero cuando yo llegué, en la panadería había mucho tipo de pan de centeno, pero nada de pan de hogaza, e incluso si encontrabas pan "blanco", la corteza era blanda. De hecho, aquí el pan blanco se trata un poco como si fuera veneno; el pan tiene que ser integral, preferiblemente, negro. Cuestión de cultura y costumbres. Yo hago pan de aquí, también he hecho muchos proyectos con masa madre, pero de vez en cuando, sobre todo si tienes la suerte de pillar un buen queso español, o jamón serrano, por ejemplo, lo que apetece es el pan de hogaza; un pan rústico.
Total, que un día de nostalgia, hice mi propio pan y me alucinó lo fácil que podía ser. No recuerdo ya qué receta usé en su día, pero he estado buscando una receta tan sencilla como la que usé aquella vez, y esta de Ana Cocina es ideal, porque solo lleva ingredientes básicos (agua, levadura y harina); no hace falta hacer prefermento; solo requiere una fase de levado; no requiere una noche de espera... Y queda buenísimo.
Sale una hogaza de 800 g. Nosotros la estrenamos recién hecha, una vez se ha enfriado, guardo un cuarto para el día siguiente y el resto lo hago rebanadas y lo congelo; así en cualquier momento de amtojo se descongela rápidamente una rebanada.
550 g de harina de trigo normal
350 ml de agua tibia (no caliente)
12 g de levadura fresca de panadero (o 5 g de levadura activa seca)
10 g de sal (una cucharadita)
La preparación:
1. Desmenuzamos la levadura fresca y añadimos el agua tibia; importante que no esté caliente, o matará las propiedades de la levadura. Removemos para ayudar a que se disuelva la levadura.
2. Incorporamos la harina y la sal y mezclamos bien.
3. En teoría ahora hay que pasar la masa a una superficie de trabajo limpia y amasar a mano unos 10-15 minutos. Mi cuerpo hoy en día no me lo permite, así que amaso 5 minutos en un robot y después lo paso a la mesa, sobre un poco de harina espolvoreada, para darle un último meneo a mano, que es como más gusto hacer pan. Ahí podremos sentir cómo va la textura de la masa y, como se nos pegará un poco a las manos, nos las embadurnamos de aceite y la trabajamos unos minutos más. La harina de la mesa también contribuirá a que la masa quede menos pegajosa.
4. Metemos la masa a un recipiente un poco engrasado en el que pueda crecer hasta doblar su volumen y tapamos, para que no se seque la superficie. Le damos entonces 2 horas de reposo en un lugar donde no haya cambios de corriente ni temperatura, por ejemplo, dentro del horno apagado.
5. Pasado ese tiempo, pasamos de nuevo a una superficie enharinada, manoseamos un poco para desgasificar y le damos forma de hogaza ya sobre papel vegetal en una bandeja de horno; para eso agarramos un extremo del pan, lo llevamos hacia el centro y presionamos, cuando tengamos todos los lados en el centro, boleamos. Finalmente espolvoreamos con un poco de harina.
Se le pueden hacer cortes en la superficie para "decirle al pan" por dónde se tiene que abrir, por ejemplo en forma de cruz, pero a mí me gusta dejar que se abra por donde quiera, si es que quiere. Cubrimos el pan hasta el momento de meterlo al horno.
6. Lo siguiente ya es hornear. El horno estará precalentado a 250°C con calor solo por abajo y sin ventilador (tened en cuenta que precalentar lleva un tiempo). Metemos el pan en la mitad del horno. Abajo del todo tendremos una bandeja o recipiente apto para horno en el que verteremos agua caliente o directamente hirviendo en cuanto metamos el pan al horno. Así crearemos vapor para conseguir una corteza más crujiente y una molla más blanda.
7. Horneamos a 250°C durante 10 minutos, entonces bajamos a 210 y le damos 40 minutos con calor abajo. Finalmente, le damos 5-10 minutos con calor arriba y abajo y, si le cuesta tomar color, con ventilador. El truco para saber definitivamente que el pan está listo es darle un par de golpes con el puño como si llamaras a una puerta en la base del pan; si suena hueco, está listo. Sacamos del horno.
8. Ya solo queda ponerlo sobre una rejilla y dejar enfriar. Si cortamos mientras está caliente, la miga se apelmazará.
*Está buenísimo tanto al natural como tostado y es bueno como pan de mesa, para acompañar guisos, y para tentempiés, como estos con tortilla de queso y con tomate (y ajo raspado en el propio pan tostado). Eso sí, aunque no queda denso, sabéis que los panes de huerta y demás tipos rústicos son contundentes y llenan bastante ;)
¡Buen provecho!
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Bergua*