Que te den calabazas a veces no es tan malo. El otro día mi vecina me regaló una calabaza enorme, pesaba siete kilos. Ante aquella apabullante masa de comida que apenas podía trasladar hasta la cocina y mucho menos manipular, cortar y pelar, me puse a pensar qué podría hacer con ella. En el blog ya hemos hecho con calabaza purés, mermeladas, bizcochos, cremas, ñoquis, panes, tartas y por supuesto cabello de ángel. Finalmente decidí hacer unos panecillos de calabaza y arándanos. Son muy tiernos e ideales para desayunos y meriendas. Por supuesto invité a la vecina a merendar. Ahora tengo que pensar qué haré con el resto de calabaza, que no es poco.
RECETA
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INGREDIENTES
600 g de harina de fuerza
170 g de puré de calabaza
50 g de mantequilla a temperatura ambiente
2 huevos
80 g de azúcar moreno
15 g de levadura fresca
150 g de arándanos
170 g de agua
Una pizca de jengibre en polvo
Una pizca de clavo en polvo
PREPARACIÓN
Disolver la levadura en el agua templada.
En el bol de la amasadora poner la mantequilla, los huevos y el puré de calabaza. Mezclar con la pala amasadora.
Añadir la harina, el agua con la levadura, el azúcar, el jengibre y el clavo. Amasar durante 5 minutos. Dejar 10 minutos de reposo y volver a amasar unos minutos más. Incorporar los arándanos.
Poner en un bol con un poquito de harina en la base y dejar en reposo hasta que duplique su volumen (1 hora y media aproximadamente).
Poner harina sobre la encimera y echar la masa (es una masa pegajosa parecida a la de los bollos suizos). Formar porciones de 80 g aproximadamente, saldrán 15 panecillos.
Colocarlos en una bandeja de horno sobre papel de hornear procurando que no queden muy juntos. Tapar y dejar reposar media hora.
Hornear durante 20 minutos con calor arriba y abajo a 180º.
Sacar y dejar enfriar sobre una rejilla.