-Galletas con forma de huevo, cubiertas con icing de color blanco y completamente secas
-Una plantilla o stencil de flores –cada vez me estoy haciendo más adicta a los stencils, que alguien me pare-
-Un lápiz no tóxico
–Icing en consistencia intermedia –7 u 8 segundos- en color rosa, verde, amarillo y blanco
-Boquillas del número #2
Podremos empezar a trabajar una vez tengamos nuestras galletas de base bien secas. Si no es así, es posible que las estropeemos al trabajar sobre ellas, como me sucedió a mí con estas.
Simplemente buscaremos un stencil con el patrón que queremos transferir a nuestra galleta y lo trazaremos suavemente con el lápiz, con cuidado de no apretar demasiado.
A continuación, iremos dando color con icing los pétalos y las hojas. Como siempre, la consistencia del icing es la clave. Queremos que nuestro glaseado quede algo abombadito pero no se noten los trazos, por lo que mi recomendación es usar una consistencia intermedia entre el delineado y el relleno.
Iremos rellenando cada parte, y como los diferentes tonos no entran en contacto entre ellos no es necesario dejar secar a cada paso, por lo que es una galleta bastante rápida.
Por último, para terminar, pondremos unas gotitas de icing blanco en todo el perímetro de la galleta, con cuidado de que no estén demasiado cerca unas de otras para que no se nos junten.
Dejaremos secar las galletas y ya tendremos lista nuestra obra de arte. En mi opinión unas unas galletas elegantes y primaverales; y si las hacemos con cualquier otro cortador os aseguro que también quedan preciosas.