Esta receta viene en Festín de Hielo y Fuego. El manual de cocina oficial de Juego de Tronos de George R.R. Martin. Pero antes de ponernos a cocinar, os dejo con un fragmento del libro Juego de Tronos donde aparecen esta receta:
"Una parte de él deseaba más que nada en el mundo volver a oír la risa de Bran, comerse una de las empanadas de carne de Gage y escuchar los cuentos de la Vieja Tata sobre los hijos del bosque y Florian el Bufón."
Los ingredientes para elaborar mi versión de un delicioso pastel medieval de carne para seis u ocho personas, depende la ración que se sirva a los comensales, son:
Para el relleno:
1 taza de beicon troceado
700 g de carne de vacuno para guisar
1/2 cucharadita de pimienta negra molida
1/2 cucharadita de sal
1/4 de taza de vinagre
1/3 taza de ciruelas pasas troceadas
1/3 taza de uvas pasas
1/3 taza de dátiles picados
1 taza de caldo de vacuno
2 cucharadas de harina
Para la masa medieval:
1 pizca de azafrán
1/2 taza de agua
1/2 taza de mantequilla
3 tazas de harina
2 huevos
Para hornear:
1 huevo
Como la carne tiene que ir cortada en trozos pequeños, directamente vamos a utilizar carne picada de ternera y así ahorramos tiempo.
En cuanto al vinagre, vamos a utilizar vinagre de Jerez Reserva al Pedro Ximenez.
Los dátiles y las ciruelas pasas si son sin hueso mejor. Igual pasa con las uvas, si elegimos pasa sultanas sin semillas, mejor que mejor. Esto nos ahorrará tiempo a la hora de trocearlos. Estos ingredientes son una fuente natural de fibra muy beneficiosa para nuestro organismo.
En cuanto al caldo, es mejor si es de vacuno y casero, aunque si lo compramos ya hecho nos ahorrará tiempo.
Siempre es mejor tamizar la harina, ya sea para hacer la masa como para incluirla al relleno.
Preparación:
Vamos a empezar con el relleno, para ello preparamos tanto los ingredientes como los utensilios que vamos a necesitar.
Troceamos la fruta, primero las ciruelas y luego los dátiles. Si las uvas tienen un tamaño pequeño, no hace falta trocearlas. Reservamos.
La harina la podemos tamizar ahora y reservarla o tamizarla justo cuando la vayamos a agregar al relleno. O también, no tamizarla, saltándonos este paso.
Echamos el beicon en una parisien, sartén, perol o, en nuestro caso, wok, que es lo más parecido que tenemos. Lo cocinamos hasta que suelte la grasa y adquiera un color dorado. Lo retiramos y reservamos.
Colocamos la carne en la sartén, salpimentamos y cocinamos hasta que cambie de color. A continuación, añadimos el vinagre y las frutas. Removemos bien, agregamos el caldo y salpimentamos. Volvemos a remover y añadimos la harina. Removemos nuevamente haciendo que se integre y cocinamos a fuego lento hasta que quede con el espesor que deseemos.
Y al final, añadimos el beicon justo unos minutos antes de apagar el fuego. El beicon le aportará más sabor al relleno.
Mientras se enfría el relleno vamos a ponernos con la masa medieval. Para ello, preparamos los ingredientes y utensilios que vamos a necesitar.
La harina es mejor tamizarla, pero la podemos utilizar sin tamizar. Si decidimos hacerlo, la podemos tamizar antes o en el momento de utilizarla.
A continuación, añadimos el azafrán al agua, removemos con una cuchara y dejamos reposar.
Seguidamente, en un bol mezclamos la mantequilla con la harina y manipulamos con las manos hasta que se hagan migas.
Batimos los huevos, los añadimos a las migas y amasamos. En la receta original, solo se utiliza las yemas, pero yo suelo añadir también las claras de huevo para que la masa sea más ligera y fácil de manejar.
Cogemos el agua con el azafrán, lo removemos con la cucharilla y vamos a ir agregándolo, poco a poco, mientras seguimos amasando. Si es necesario, podemos añadir un poco más de agua, si la masa lo pide.
Espolvoreamos un poco de harina sobre la superficie de trabajo, vertemos la masa sobre ella y amasamos un poco. Partimos la masa en dos, teniendo en cuenta el molde donde vamos a hacer el pastel. Nosotros vamos a utilizar un molde redondo de 25 cm de diámetro. También tenemos que tener en cuenta que, la parte de la masa que va primero, la que colocaremos sobre el recipiente, es un poco más grande que la que va tapando el relleno.
Colocamos una bandeja de horno a una altura media baja y precalentamos el horno a 190ºC con calor arriba y abajo.
Cogemos la pieza más grande de masa, la amasamos y le damos forma de bola. Con ayuda de un rodillo la extendemos hasta que veamos que tiene el tamaño necesario para cubrir todo el molde. Colocamos la masa en el molde y, con ayuda de un tenedor, la pinchamos.
Hacemos lo mismo con la otra pieza de masa, es decir, espolvoreamos un poco de harina sobre la superficie de trabajo, amasamos la masa, le damos forma de bola, la extendemos con ayuda del rodillo y la reservamos.
A continuación, introducimos el relleno en el molde y, con ayuda del tenedor, intentamos que quede uniforme.
Colocamos la otra parte de la masa sobre el relleno y unimos las dos partes de masa, es decir, la de abajo con la de arriba, dándole una forma bonita.
Pinchamos con un pincho o palillo la masa que cubre el relleno. Estos orificios, además de ser estéticos tienen una función muy importante, por ellos saldrá el vapor que se produce al cocinarse el relleno y hará que no se deforme la masa durante el horneado.
Batimos un huevo y, con una brocha, pintamos la masa.
Llevamos el pastel al horno y horneamos durante unos 40 minutos o hasta que la masa esté hecha y tenga un tono dorado.
Una vez que el pastel esté hecho, lo sacamos del horno y lo desmoldamos.
Presentación:
Colocamos el pastel sobre un salvamanteles en el centro de la mesa. En esta ocasión hemos elegido un tronco de madera, que queda más rústico, acorde con la presentación del pastel de carne y las costumbres norteñas.
Lo cortamos en porciones y lo servimos a los comensales. Para cortarlo, es mejor utilizar un cuchillo de cortar el pan y para servirlo, podemos utilizar una paleta de servir tartas.
Sorprende, al menos a nosotros nos pasó, que el pastel no sea dulce y es que el dulzor de la fruta se disuelve al cocinarse y al combinarse con la acidez del vinagre y el toque salado del beicon, hace que cada bocado de este pastel sea una sencilla y deliciosa mezcla de sabores que no dejará indiferentes ni a nosotros ni a nuestros invitados.
En cuanto al maridaje le viene muy bien la cerveza negra o fuerte. Sin embargo, nosotros vamos a tomarlo con el vino tinto que hemos elegido para el menú de Invernalia, un vino de Ribera del Duero de edición limitada, La Lobita. Solo se comercializaron 1100 botellas y una de ellas fue para maridar este plato. Se trata de un vino elaborado con uvas Tempranillo y Albillo de viñedos centenarios, que muestra carácter, viveza, frescura y juventud con fondo afrutado. Un vino muy equilibrado.
Bon appétit!