Por eso este mes, a propuesta del blog anfitrión de La cocina typical spanish, "Código Secreto 280", hemos cocinado platos monacales, aquellos tan típicos que se cocinan en los conventos españoles. Tanto los clásicos y famosísimos dulces de las monjitas, como platos salados, pucheros sobre todo, cocinados para los peregrinos y para los propios monjes.
En este contexto, en casa hemos cocinado unas patatas guisadas para pobres. Muy clásicas, muy fáciles, muy baratas y, sobre todo, muy ricas. Con pocos ingredientes se pueden conseguir platos contundentes y deliciosos. Este es el ejemplo.
Yo lo he cocinado en la olla rápida, para ahorrar tiempo y energía. Es ideal para este tipo de guisos (consulta aquí todas las recetas con olla rápida de este blog), aunque es bastante seguro que los monjes lo hacían con un perol de barro.
Receta de patatas guisadas
{olla rápida}
3 patatas grandes
6 o 7 almendras crudas
2 rebanadas de pan duro
4 cucharadas de aceite de oliva
4 dientes de ajo
1/4 cucharita de pimentón picante
1 litro de agua (también puede ser caldo de pollo o de verduras)
1/2 cucharadita de sal
Pelamos las patatas y las partimos en trozos medianos, dejando que la última parte de cada trozo se rompa, no esté cortada a cuchillo. Reservamos.
En la misma olla donde vayamos después a cocer las patatas, sofreímos los dientes de ajo y las almendras con las 4 cucharadas de aceite de oliva.
Cuando estén doraditos, los sacamos y aprovechamos el aceite para freír también el pan.
Trituramos -en un mortero o con la picadora- el pan con los dientes de ajo y las almendras y volvemos a poner en la olla, sobre el aceite.
Incorporamos el pimentón, la sal y las patatas partidas. Removemos para que se integren los sabores.
Añadimos el agua y tapamos la olla. Dejamos cocer hasta que suba el pitorro.
Bajamos el fuego y dejamos que se cocine por el tiempo necesario para que las patatas estén tiernas. Dependerá de cada olla: en la mía fueron 15 minutos.
Una vez transcurrido este tiempo, se deja sobre la vitrocerámica apagada, para que, con el calor residual, las patatas continúen cocinándose y estén bien tiernas cuando las comamos.
No abriremos la olla hasta que el pitorro haya bajado del todo, signo de que ha perdido la presión. Antes, puede ser peligroso.
Se sirve caliente, aunque es un plato que se puede cocinar con antelación y calentar posteriormente en el momento de consumir.
Para completarlo, se puede acompañar de un huevo escalfado.
Para ver todas las recetas monacales, pincha aquí.
Otros platos de cuchara de este blog:
Patatas con costilla,
Potaje de alubias carillas,