2 pechugas de pollo enteras y limpias (unos 500 g)
200 g de jamón serrano en lonchas muy finas
250 g de champiñones frescos
1 diente de ajo
2 planchas de hojaldre (puede ser congelado)
Mostaza de Dijon
1 huevo batido
Aceite
Sal
Pimienta
Extendemos dos láminas de film transparente sobre una superficie lisa, y colocamos el jamón sobre ellas de manera que solapen un poco una loncha sobre otra. Ponemos a calentar una sartén con unas gotas de aceite y pasamos las pechugas por la sartén, lo justo para sellar la carne. Con ayuda de un pincel untamos las pechugas con la mostaza y las colocamos sobre las lonchas de jamón. Envolvemos las pechugas con el jamón ayudándonos del film, envolvemos bien y reservamos en la nevera al meno una hora. Si vamos a usar hojaldre congelado este es el momento de sacarlo del congelador y vigilar de vez en cuando para desdoblarlo y que se extienda bien.
Precalentamos el horno a 180º C. Pelamos el ajo y lavamos los champiñones, y los trituramos con la ayuda de un robot con cuchillas hasta conseguir una especie de pasta. Ponemos a calentar una sartén con un poco de aceite y salteamos la pasta de champiñones. Extendemos las láminas de hojaldre y repartimos la pasta de champiñones sobre cada una de ellas. Sacamos de la nevera las pechugas y las colocamos sobre el hojaldre (le quitamos el film...). Envolvemos el hojaldre sobre sí mismo y cerramos los bordes. Pintamos con huevo batido y horneamos 30 minutos.
Pasado ese tiempo sacamos del horno, cortamos en rebanadas de unos 2 centímetros y servimos. ¡Qué os aproveche!