INGREDIENTES (2 personas)
Para el pollo y las patatas a lo pobre:
2 pechugas de pollo (bien limpias)
2 patatas
1 pimiento verde
1 cebolla
1 ajo
Guindilla (opcional)
Un vasito de caldo de pollo o de verduras
Perejil fresco
Unos tomates cherry
Sal y pimienta
AOVE
Para la salsa:
120 grs de cerveza (1 vasito)
2-3 cucharadas de miel
1-2 cucharadas de mostaza a la antigua
1 cucharada de salsa de soja
Cilantro o hierbabuena
Media cebolla
1 diente de ajo
Duración: 30 minutos.
Lo primero es dejar mezclados todos los ingredientes de la salsa. En un cuenco echamos la cerveza, la miel, la mostaza y la soja y batimos bien. Reservamos.
Siguiente paso, limpiar bien la pechuga de pollo de telillas y pequeños huesos para que a la hora de comer no haya sorpresas inesperadas en el paladar. Una vez limpio lo salpimentamos por ambas caras y lo vamos haciendo en una sartén con un poco de aceite. Yo no lo puse a mucha potencia porque se trata de que quede jugoso por dentro pero dorado por fuera. Hay que ir mirando bien para que no se nos pase ni nos quede crudo. Una vez hecho lo retiramos.
En la misma sartén añadimos un poco más de aceite y sofreímos la cebolla cortada en juliana y el ajo laminado. Echamos un poco de sal y dejamos que se ablande a fuego suave. Incorporamos la salsa y damos caña para que hierva. Bajamos el fuego y esperamos a que espese. Momento de añadir nuestras hojas picadas de cilantro o hierbabuena. Dejamos que vaya reduciendo hasta conseguir una salsa espesa, casi almíbar.
Ponemos las pechugas de pollo en la sartén. Damos fuerza para que se impregnen bien de la salsa por ambos lados y listo para emplatar.
En esta ocasión he usado de acompañamiento unas patatas a lo pobre. Bien sencillas de hacer. Cortamos dos patatas en rodajas de medio centímetro (las lavamos bien para quitarles el almidón, eso sí). Cortamos en tiras el pimiento y la cebolla y quitamos la piel a los ajos. En una sartén añadimos un buen chorro de aceite de oliva y echamos la cebolla y el ajo. Dejamos que se vayan haciendo a fuego suave. Añadimos después el pimiento y los tomates, y dejamos unos 5 minutos. Momento de incorporar las patatas. Removemos con cuidado. Al cabo de otros 5 minutos añadimos el caldo y tapamos. Dejamos que se terminen de hacer y que se consuma todo el líquido.
Disponemos un plato con las pechugas, regamos con la salsa y colocamos las patatas con la ayuda de un aro o molde. ¡Que aproveche!
Película ideal para degustar este plato
TWO FOR THE ROAD
("Dos en la carretera" de Stanley Donen - 1967)
Las pechugas de pollo se nos muestran en este plato como una pareja indivisible que viaja por el plato dejando a su paso un rastro de su existencia común. Un dúo protagonista que colma la pantalla, que abarca todo el plano y que, necesitándose la una a la otra, terminarán separándose. Viendo este enfoque cine-culinario no se me ocurre mejor comparación que "Dos en la carretera". Una de esas pequeñas joyas de la anti-comedia romántica que ahonda sin tapujos en las alegrías y miserias de la pareja... Esta road-love-movie tiene por conductor al maestro Stanley Donen, co-responsable de "Cantando bajo la lluvia" (amén de Gene Kelly), "Una cara con ángel" o mi querida "Charada". La cámara de Donen fija su objetivo en un matrimonio desde sus inicios hasta su madurez, pero no de forma lineal, sino aleatoria, dando saltos espacio-temporales con ayuda de flash-backs, y mostrando de ese modo el elemento anárquico del amor. Finney y Hepburn (descomunales y realistas como pocas veces) personifican ese romance condenado a separarse o a aceptarse pese a todo. Su historia contiene los mismos elementos que nuestra receta. Por un lado tenemos a las pechugas de pollo (el tándem protagonista) cuyo maridaje supone esa larga odisea repleta de momentos dulces, como la miel; amargos, como la cerveza; picantes, como la guindilla; puros, como las hierbas; y duros, como la mostaza. La salsa deja su marca por el plato como lo deja su matrimonio: no pueden negar la existencia de lo ocurrido, momentos buenos y trágicos, convivirán por siempre en su memoria. Todo cocinado y vivido a fuego lento, dejando que afloren los aromas y las verdades... Ellos (el pollo) pasarán de ser dos seres desnudos, ingenuos y enamoradizos a ver cómo su vida se cocina a lo largo de los años (que condensamos en minutos) para terminar siendo totalmente distintos. La carretera de la vida ha modificado su pasión, su apariencia, su visión, su amor... Ahora están impregnados de todas sus vivencias en común y de ellos depende bajarse del coche. O llegar al final del camino...
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