Jejeje... ¡Me encantan las pizzas!. Si por mi fuera, sobreviviría a base de pasta y pizzas, pero el sentido común me dice que no puede ser. Pero eso no quita que de tanto en tanto coma alguna. Hace un montón de años que tengo esta receta escrita en un papel y guardada en mi carpeta de "recetas pendientes de hacer". De hecho, esta carpeta está tan abultada que al final tuve que buscarme otro modo de guardar las nuevas recetas pendientes de hacer.
Me llamó la atención el hecho que no fuera la típica masa de pizza hecha con los ingredientes de siempre. Esta, además de los ingredientes de siempre, también tenía sémola de trigo. Guardé la receta y ahí se quedó hasta esta semana pasada que, aprovechando que tenía desde hace tiempo un paquete de sémola de trigo, decidí hacerla (¿Ya iba siendo hora, no? jajaja).
Os tengo que decir que sale bastante masa. Si no queréis hacer toda la masa, se puede congelar perfectamente. A nosotros nos salieron dos pizzas medianas que estaban buenísimas. La sémola de trigo les daba un puntito crujiente ligeramente diferente a lo que estamos acostumbrados cuando comemos una pizza. A nosotros nos gustó un montón.
No hace falta que diga que, si no os gustan los ingredientes del relleno de la pizza, los podéis cambiar. ¡Esto siempre va a gusto del consumidor!
Ingredientes:
Para la masa:
200 gr. de agua
50 gr. de aceite de oliva virgen extra
1 cucharadita de postre de sal
300 gr. de harina de fuerza (Yo necesité un poquito más)
100 gr. de sémola de trigo
20 gr. de levadura de panadería fresca
Para el relleno:
Tomate frito
Queso mozzarella rallado
Champiñones laminados (Yo los puse de lata)
Chorizo
Lonchas de jamón York
Orégano
Preparación:
Ponemos en el vaso el agua.
Añadimos el aceite.
Añadimos la cucharadita de sal.
Programamos durante 30 segundos, velocidad 1 a 37º.
Añadir la harina al vaso.
Ponemos la sémola de trigo sobre la harina.
Por último, añadir la levadura. De esta forma la levadura no estará en contacto directo con la sal.
Programar durante 1 minuto, con vaso cerrado, velocidad espiga. Tiene que quedar una masa que no se pegue a las paredes del vaso ni a las manos. La cantidad de harina puede variar ligeramente, dependiendo de la marca de harina. En mi caso la masa se pegaba. Si es así, añadid una cucharada más de harina y programar unos 10 segundos, vaso cerrado y con velocidad espiga. Repetid la operación las veces que sean necesarias hasta que la masa no se os quede pegada. Yo tuve que poner 2 cucharadas más de harina.
Untar un bol que sea grande con aceite. Retirar la masa del vaso y hacer una bola con ella. Poner la bola dentro del bol y taparla con papel film. Dejaremos el bol en un lugar templado hasta que doble su volumen.
Aquí podéis ver cómo ha doblado su volumen la masa:
Una vez haya doblado su volumen, separar la masa en dos partes y hacer dos bolas. Con esta masa salen dos pizzas medianas. Si no queréis hacer las dos pizzas podéis congelar la midad de la masa. Como vosotros veáis.
Precalentar el horno a 200º con calor arriba y abajo. Mientras se va calentando el horno, poner una de las bolas sobre un papel de hornear y estirarla con un rodillo.
Pinchad la masa excepto los bordes con un tenedor. Esto evitará que suba demasiado (Esto es opcional)
Poned un poco de tomate en el centro y extended hacia los bordes. Si os falta tomate, volved a poner tomate en el centro e ir extendiendo hacia los bordes.
Extender el queso mozzarella por encima,
Añadir los champiñones.
Cortar el chorizo en rodajas y añadirlo a la pizza.
Cortar las lonchas de jamón York en tiras finas y distribuirlas sobre la pizza.
Añadir el orégano.
¡Ya tenemos la pizza lista para meterla en el horno!. Recordad que tenéis que precalentarlo a 200º.
Introducid la pizza en el horno y hornear durante unos 10 minutos. ¡Y aquí tenéis la pizza horneada!. ¡Es tan grande que no se ve ni el plato! jajaja.
¿Queréis un trocito?