Bueno, prepararemos una masa madre, como te digo lo primero es activar esa levadura (poniendo la cantidad acorde a los kilos de harina que vamos a utilizar), ½ taza de agua tibia (jamás caliente porque la mata), 1 cucharada de miel o azúcar (ayudará a alimentarla, la miel al ser un azúcar invertido nos dará una miga más húmeda y con mayor duración) y una taza de harina, revolvemos, como si se tratara de un pegote y dejamos en un lugar tibio (tapándolo para que no se reseque su superficie) a que leude o leve al doble,. En este paso JAMAS agregar sal, ya que la sal mata a la levadura, luego, con el agregado dentro del resto de masa lo que nos brindará la sal será “resaltar” los sabores y controlar el crecimiento desmedido de nuestra levadura.
En otro recipiente o sobre la mesa colocaremos todo el resto de la harina, ya sea un kilo, dos o tres o cuatro (para más cantidad aconsejo utilizar una amasadora profesional), a la que agregaremos la sal (nunca debe ser agregada a la levadura porque la mata, al estar con la harina a la que luego se le adiciona nuestra masa madre o esponja, lo que hace es controlar un crecimiento excesivo y darle sazón a nuestra masa), agregaremos también en el centro (formando como un volcán) el aceite de oliva y nuestra esponja o “masa madre” (que habrá duplicado su tamaño) y comenzaremos a mezclar hasta unir bien todos los ingredientes, luego trabajaremos la masa hasta que se desprenda con facilidad de nuestras manos y mesa, y se note elástica, entonces la volvemos a dejar descansar (tapada) por unos 20 minutos, mínimo, para que se desarrolle el gluten y luego la podamos trabajar con facilidad, así mismo esperaremos a que vuelva a duplicar su tamaño (producto de las burbujas de gas de la reacción por fermentación alcohólica de la levadura), para eso debemos ponerla en un lugar cálido (que no supere los 45 grados) y sin corrientes de aire (o en un sitio o máquina especial para leudado). Recordemos siempre que la levadura comienza a desarrollarse por encima de los 20ºC y que a los 45ºC se frena su actividad, produciéndose su muerte a los 55ºC, por lo cual una vez que metemos nuestra masa de pan o pizza dentro del horno aun seguirá creciendo hasta llegar a la temperatura en que se detiene y en la que muere, pero ya nos habrá legado su trabajo. Otro dato es que al utilizar un “azúcar invertido” como la miel de abejas para ayudar a la fermentación de la levadura obtendremos además el beneficio de una panificación con más humedad y con un tiempo mayor de conservación.
Lo importante en la elaboración de panes o pizza es respetar los tiempos de levado y no exagerar con las cantidades de levadura ni sobrepasar los tiempos ya que esto como producto final nos dará un pan o pizza con sabor ácido.
Primer tiempo: levado al doble de la “masa madre”
Segundo tiempo: levado de la unión de harina, aceite, sal, agua y masa madre
Desgasificación: o sea una vez que transcurrió el segundo tiempo aplastamos la masa y le quitamos el gas.
Tercer tiempo: estirado y darle la forma deseada a nuestra masa y dejarla nuevamente a que leve el doble.
Final es hacer la pizza: poner tomate e ingredientes y al horno para cocción final.
Masa madre para el primer levado
Amasado de toda la masa para segundo levado
Después del segundo levado y ya haciendo las unidades de pizza, a mi me han salido 23 pizzas, las hago pequeñas y finas.
Aquí ya están en el tercer levado y las voy metiendo en el horno unos minutos por cada lado para dejarlas precocidas y congelarlas para otras ocasiones, las del fondo en la fotos estan ya precocidas por 5 min cada lado en el horno fuerte, preparadas para congelarlas.
Por cada kilo de harina obtendrás entre 10 a 20 pizzas, eso dependiendo del tamaño y del tipo de masa (altura) que quieras darle, se conocen tres: masa alta, media masa y a la piedra o masa baja (son las finitas, típicas italianas). La temperatura para cocinarlas es muy importante, requieren un horno bien caliente, unos 400ºC., la base debe resultar bien crujiente y la superficie con sus componentes bien calientes. Esta temperatura solo se alcanza en “hornos especiales”, en el horno de nuestra casa no hay tanta temperatura entonces pondremos el horno al “máximo” y trataremos de no abrirlo mucho para que no baje su temperatura. Una de las pizza tradicionales italianas sigue siendo la “Margarita”, que lleva la masa, tomate, queso mozzarella y albahaca picada por encima (luego se cambió también por orégano), esto simbolizaba al unión italiana y los colores de la bandera. La base de toda pizza es la masa, cubierta con tomate (salvo la que lleva cebollas – en ese caso sería una fugaceta), el queso (generalmente mozzarella) y acepta cualquier cosa que se le quiera poner por encima y convine sus gustos, claro que a preferencia de los italianos las que llevan mariscos o frutos de mar.
Como vimos antes preparamos una masa para pizza siguiendo las indicaciones, si hacemos mucha cantidad podemos guardar la masa que no usemos bien envuelta en el congelador, pero yo prefiero hacer ya todas las pizza semicocidas, dejarlas enfriar y las que no uso las dej en el congelador, despues e sacan y se les coloca lo que queramos por encima y al horno bien caliente, allí se reconstituirá la masa y tendremos una pizza lista en minutos.
Ahora elaboramos la pizzas.
Pizza de cebolla, ajo y queso y Pizza de tomate, ajo, cebolla y atún
Pizza de cebolla, ajo y queso
Pizza de tomate, ajo, cebolla y atún
Pizza de tomate, marisco y queso y Pizza de Tomate, atún y trufa (seta)
Pizza de tomate, marisco y queso
Pizza de Tomate, atún y trufa (seta)