Una cosa tan sencilla y tan económica, pero que como en casa la hacemos poco se convierte en una comida especial.
Ingredientes:
- Un pollo, preferentemente grande, limpio y preparado para asar (pídeselo así a tu carnicero, y también los venden ya preparados en algunos supermercados).
- Una zanahoria.
- Media cebolla.
- Un diente de ajo.
- Un chorro de aceite de oliva.
- Medio limón.
- Vino blanco.
- Sal, pimienta, tomillo y una hoja de laurel.
Preparación:
En la fuente en que lo vamos a hornear ponemos la media cebolla cortada en juliana y la zanahoria en rodajas. Frotamos el diente de ajo por el pollo, lo partimos y lo añadimos también a la fuente con la hoja de laurel. Ponemos el pollo sobre la fuente y lo rociamos con el aceite, el zumo del medio limón y el vino blanco. Salpimentamos y añadimos el tomillo.
Lo suyo seria precalentar el horno a 200 y después ponerlo una hora, pero yo en esta ocasión tenía que salir y dejarlo haciéndose, asi que lo metí con el horno en frío y programé 90 minutos a 200º y quedó muy bien. Depende del horno y depende de los gustos.
Trinchar, servir y regar con la salsa.
La salsa sobrante la batí con la zanahoria y la cebolla, y la congelé para usar otro día para, por ejemplo, añadir a unas albóndigas.