Hace unos días teníamos una conversación en Twitter con Maite del blog Les Cosetes de Mailo y saltando de un tema a otro llegamos al del pollo con almendras.
La cuestión es que, con el paso de los años, uno de los platos estrella del típico restaurante chino de barrio -ya sabéis: el Chino Feliz, el Gran Palacio Oriental, el Gran Muralla… uno de estos- que es el pollo con almendras, pasó de encantarme por encima de todas las cosas a casi odiarlo.
Han pasado muchos años desde que lo amaba hasta hoy que casi lo odiaba, y por el camino no tengo la menor idea del motivo de este cambio. Puede que yo me haya vuelto más sibarita o, lo que yo creo que va a ser eso, que con los años la forma de prepararlo ha ido derivando poco a poco en algo cada vez más incomestible.
Lo siento mucho si voy a herir sensibilidades pero es así. Cuando yo tenía 16-17 años, cuando empezábamos a ir “al chino” a celebrar los cumpleaños, el pollo con almendras estaba para chuparse los dedos. Así, tal cual.
Más adelante, con veintitantos ya no iba tanto, pero cuando iba alguna vez me pedía pollo con almendras… y me acuerdo que ya no era lo mismo.
Luego, alrededor de los 30 (y ya por aquí me paro, que tampoco tengo 111 años como Bilbo Bolsón), aquello que de vez en cuando pides “al chino” que traiga algo de comida a casa. Y lo mismo, de vez en cuando pedía el pollo con almendras pero ya le fui pillando manía, hasta que al final dejé de pedirlo.
Trozos de pollo de procedencia desconocida y de partes del pollo irreconocibles, tejidos cartilaginosos, una salsa tan gelatinosa que casi es compacta.
Recientemente lo he probado en varios sitios y en todos es más de lo mismo. A mi no me gusta dejar comida en el plato, me da coraje. Prefiero pedir menos y terminarla, pero realmente el asco de encontrar esa gelatina en la boca y no saber qué estás comiendo me ha hecho tirar el plato casi entero las últimas veces que lo he pedido.
Y como soy cabezota y no quiero privarme de un plato que me gustaba tantísimo, ahí estoy, dándole una oportunidad tras otra en sitios distintos hasta dar con el restaurante donde sí lo hagan como antes.
Pero gracias a Maite y a la receta que me pasó, se acabó el buscar.
¡A partir de ahora el mejor pollo con almendras de restaurante chino se sirve en mi casa!
Que como primicia os cuento que voy a poner un cartel en la puerta que diga “Restaurante Koala Feliz, el auténtico pollo con almendras de los 90“.
¿Cuál es esa fantástica receta? Es ésta de Mundorecetas un poquito cambiada, para variar. A continuación os cuento mi versión, que los cambios son mínimos. Veréis que no sólo está deliciosa -sin cartílagos, sin gelatinas, sin cosas raras- sino que además es rápida y sencilla.
Pollo con Almendras (para 2 personas)
2 pechugas de pollo
2 cdas. de salsa de soja
1 cda. de jengibre molido
100 grs. de almendras tostadas y peladas
1 diente de ajo pequeño
1/2 cebolla
Aceite de oliva
300 ml de caldo de pollo
1 cdta. de Maicena
Mi variación es el poner un poco menos de caldo de pollo y añadir la Maicena. En la receta original hay 1 litro para cada 4 personas y sin espesante, pero a mi me pareció una salsa demasiado caldosa, con lo que puse menos líquido y la espesé un poco.
Preparación
1. Pelamos el ajo y la cebolla y los picamos muy finos. Ponemos un par de cucharadas de aceite de oliva en una sartén y doramos la cebolla y el ajo. Añadimos las pechugas de pollo cortadas en tiras o en cuadraditos, como prefiráis. Los dejamos dorar unos 5 minutos.
2. Ponemos a saltear las almendras en la sartén con un poquito de aceite durante 5 minutos y vigilando que no se tuesten demasiado.
3. Añadimos la salsa de soja y el gengibre. Diluímos la Maicena en un poco de caldo de pollo templado, el resto del caldo lo añadimos a la sartén.
4. Finalmente añadimos la Maicena diluída y lo dejamos unos minutos más hasta que la salsa haya espesado un poco y tenga consistencia. Si vemos que nos queda demasiado líquida podemos añadir un poco más de Maicena, o si es demasiado espesa pondremos algo más de caldo… ¡obvio! jajaja… era para darle algo más de intriga a la receta, porque es tan sencilla que daba cosilla ;)
Acompañando al pollo una ensalada de tomatitos y una crema de espárragos. Menú amigo del bikini.
Lo que me chivó es que, además de hacer un pollo con almendras estupendo en casa, también hay recetas por ahí para hacer las salsas del chino. Sí, esa tan fantástica para acompañar la ensalada, por ejemplo.
¡Tanto años pensando que nunca volvería a comer un pollo con almendras para chuparse los dedos!
¿Cómo no se me había ocurrido intentar hacerlo en casa?
¡¡Gracias, Maite!! Me has descubierto un mundo :)