No pido que me pongan un plato a rebosar, ni mucho menos, pero sí, cantidades decentes. En más de una ocasión, hemos salido de este tipo de resturantes, buscando un lugar donde comer o dispuestos a atracar la primera pastelería que encontráramos por el camino. Muertos de hambre y con el bolsillo bien vacío.
Tomé un tataki de atún, en cierto de sitio, que eran verdaderas radiografías del atún, una espuma de huevo y gambas que sólo era eso, espuma en un vasito tamaño dedal. Eso sí con una presentación preciosa. Ni contaros como eran las mini-hamburguesas de buey . Me río de las reducciones de las salsas. Tanto las reducen que no se ven.... ¡ Ainssss ! Señores... ¿ A qué estamos jugando ?
Si esas cantidades se las sirviera a mis invitados, me tacharían de tacaña y mí familia pensaría que he perdido el norte.
Cuando voy a un restaurante, me gusta probar nuevos ingredientes, suelo pedir lo que nunca he comido. Siempre aprendiendo de quienes más saben. Pero de la misma manera, pido que la calidad, cantidad y precios estén en relación. Salir contenta y no con la sensación de que me han timado.
Hoy en "Que no te falte un perejil", sigo con una cocina tradicional, a fuego lento, pensando que diariamente comemos bien y con gusto.
INGREDIENTES
500 g. de judías blancas
3 ramas de apio
350-400 g. de calabaza ( pesada sin piel )
1 patata
2 zanahorias
1 cebolla
1 tomate rojo y maduro
1 pimiento verde
1 pimiento rojo
1 cabeza de ajos
1 hoja de laurel
1 cucharada de pimentón dulce de La Vera
1 cucharadita de cominos en grano
Aove
vinagre de vino (opcional)
PREPARACIÓN
Pon en remojo las habichuelas la noche anterior, unas 12 horas.
Calienta aceite en el fondo de una cacerola. Pica la cebolla y pimientos. Sofríe en el aceite.
Añade las zanahorias peladas y cortadas en rodajas, el apio sin hebras y troceado, cuando la cebolla y pimientos hayan tomado color. Remueve y sofríe unos minutos. Añade el tomate muy picadito o rallado junto con el pimentón. Remueve y sigue sofriendo a fuego medio, cuidando que el pimentón no se queme.
Añade el tomate rallado o triturado junto con el pimentón dulce. Rehoga durante unos minutos.
Tira el agua de las habichuelas que estaban en remojo. Las habichuelas ponlas en la cacerola, cubre de agua y añade el laurel, cominos, sal y la cabeza de ajos.
Cuece por espacio de 1 hora. Cuando estén casi tiernas, añade la patata chascada y la calabaza troceada. Los tiempos de coción pueden cambiar según la dureza de los ingredientes. Siempre hay que tenerlo en cuenta.
Contunúa la coción hasta que el caldo quede concentrado y todo esté tierno.
A cada plato puedes añadir un chorrito de vinagre de vino, aportando un toque muy muy rico.