El praliné es muy útil en la repostería sobre todo para las cremas y rellenos. A mi me gusta tener algún botecito en casa, porque así siempre puedo añadir unas cucharitas en la crema de los eclairs, tartas, tartaletas u otros pastelitos. Es sencillo de hacer, se conserva durante mucho tiempo y no requiere grandes esfuerzos.
Ingredientes:
240 g de avellanas con piel (se puede mezclar con almendras al 50% o hacerlo completamente de almendras)
160 g de azúcar
15 g de agua
La preparación es bastante simple. Ponemos el azúcar en una sartén, añadimos el agua y esperamos que empiece a hervir. Cuando la temperatura de esta mezcla llegue a loas 121ºC (si no tenéis termómetro alimentario, veréis que el sirope se espesa y comienzan a formarse burbujitas), añadimos los frutos secos y los removemos bien con una cuchara de madera para que se cubran bien del sirope por todas partes.
En este momento el sirope se cristalizará pero nosotros seguimos removiendo como si nada. El azúcar poco a poco se deshará de nuevo y se caramelizará sobre los frutos secos. Cuando esto ocurra, subimos el fuego al máximo y removemos sin parar. Cuidado que no se quemen los frutos secos.
Volcamos el praliné sobre una hoja de silicona o papel vegetal bien engrasados. Esperamos que se enfríe del todo y rompemos en trocitos.
Se pueden consumir tal cual, se pueden usar para decoración de pasteles, y se tienen que conservar en un bote herméticamente cerrado, para que no entre la humedad, si no el azúcar se correrá. Yo personalmente prefiero molerlo bien fino hasta formar una crema espesa, la cual uso para añadir en cremas. Para ellos solo hay que usar el robot de cocina y esperar que el praliné se convierta en una crema fina. Una vez hecho esto, se reparte en botes y se conserva en un lugar seco.