En Escocia, las porciones triangulares de la torta de pan aplanada llamada bannock (probablemente el antepasado del “scone”) se conocen igualmente como scones.
¡Qué os voy a contar de los “scones”! Me chiflan (I’am mad about them, que dirían los ingleses), sobre todo recién horneaditos, con o sin pasas (para mi mejor “con”), y con un buen montón de mermelada y mantequilla o nata (crema de leche).
También se sirven en el tradicional “Té de las cinco” en Gran Bretaña y en particular el “cream tea” en el sudoeste de Inglaterra. Soberbios. Mantequilla pura ¡que delicia!
Los he comido en infinidad de ocasiones, bien cargaditos de crema y mermelada, pero la verdad es que nunca los he preparado en casa. Tengo el gran reto por delante pero esperaré a tener visita porque, si no, soy capaz de comérmelos todos yo solita.
La BBC tiene publicada en su blog de cocina la receta original de los scones.
Podéis consultarla en “Classic Scones with Jam and clotted cream”
Para el día que me anime, ya tengo la receta que voy a compartir con vosotros. Tengo que agradecérsela a Mrs. Percival. Ella era la “landlady” de la casa donde me quedaba cuando era jovencita e iba a Londres a seguir cursos de inglés. Sus “scones” eran deliciosos y a la salida del colegio por la tarde iba corriendo a casa para tomar el té y un “scone”. Yo siempre he preferido el café pero no podía hacerle ese feo porque para ella el té era sagrado.
Ingredientes:
Con estas cantidades os deberían salir unos 10 “scones”
225 gramos de harina y un poco más para amasar
50 gramos mantequilla fría y un poco más para engrasar
75 ml leche (entera o semidesnatada)
Azúcar, 2 cucharadas soperas
Levadura tipo Royal, 1 cucharada
1 huevo batido para la masa y 1 huevo batido (para pintarlos antes de hornear)
Mermelada y nata (crema de leche) fresca y mantequilla para servir
Preparación:
Precalentad el horno a 220ºC con calor arriba y abajo sin ventilador y engradas una bandeja de horno y la dejáis preparada.
En un bol, tamizad la harina y la levadura y añadid la mantequilla, mezcándolo con los dedos. Haced un hoyo en la mezcla y añadid el huevo batido, el azúcar y la leche (a temperatura ambiente, que no esté fría de la nevera). Mezcládlo todo con la ayuda de una espátula metálica.
Poned la masa en una superficie enharinada (el banco de la cocina por ejemplo) y amasadla con cuidado hasta que quede suave. Con la ayuda de un rodillo aplastadla hasta que tenga unos 3 cm de grosor y cortadla en círculos con un cortador liso enharinado. Haced cortes limpios, sin girar el cortador como si fuese un sacacorchos.
Cuando los tengamos, pasadlo a la bandeja engrasada y pintadlos con huevo. Horneadlos durante 8 o 10 minutos hasta que suban y se doren.
Aunque podéis consumirlos ya fríos lo ideal es servirlos templados. ¡Buen provecho!