Los “scones” son bollitos de forma redonda, típicos de la repostería del Reino Unido y originarios de Escocia. Se sirven en el desayuno y merienda, y por supuesto en el “Afternoon Tea”, tanto en el Reino Unido como en la República de Irlanda y en todos los países de la Commonwealth. También es muy conocido en Estados Unidos.
Como suele suceder con las recetas tradicionales, cada familia tiene su propia receta, de esas que se transmiten de generación en generación.Por fin me he decidido a prepararlos y, aunque todo se puede mejorar, me alegra mucho poder contaros que estaban buenísimos. Me he comido dos recién salidos del horno, con un poco de mantequilla y mermelada de naranja (¡que es la que me gusta a mi! aunque los británicos prefieren la de fresa). También el “lemon curd” le va fantástico. Pero no abuséis porque es una bomba calórica y me refiero tanto al “scone” como a la mantequilla, a la mermelada, al “lemon curd“….
Los más conocidos son los de harina de trigo, mantequilla y levadura en polvo. Suelen servirse templados y abiertos por la mitad. Se sirven con “clotted cream” (a medio camino entre mantequilla y nata (crema de leche)) y mermelada. Como aquí no tenemos “clotted cream” bien vale la mantequilla.
Además de la versión básica, también son muy usuales los que llevan pasas.
Estoy muy contenta de haberme decidido a hacerlos porque los “scones” son deliciosos y muy sencillos de preparar.
Scones
Dificultad: fácil
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Ingredientes
75 g de mantequilla fría sin sal
250 g de harina (más un poco más para espolvorear sobre la superficie de amasado)
1 cucharadita de levadura química, unos 12 gramos (Royal o similar)
1 cucharada colmada de azúcar, unos 20 gramos
1 huevo batido
30 ml de leche fría, más un poco para pintar los “scones“
Preparación
Esta receta está sacada de la receta de Jamie Oliver “Crumbliest scones“
Precalentad el horno a 200º C.
En un bol, poned la mantequilla que tendréis guardada en la nevera a taquitos, la harina tamizada, la levadura, el azúcar y una pizca de sal. Con las manos id rompiendo la mantequilla y frotadla con la harina para obtener una masa granulosa. Haced un hueco en el medio de la masa, añadid el huevo batido y la leche y removed con la ayuda de una espátula.
Amasadlo hasta que tengáis una masa suave y seca pero NO TRABAJÉIS MUCHO LA MASA. Añadid un chorrito de leche si veis que la mezcla está muy seca o un poco de harina si se ve muy pastosa.
Cubrid el recipiente con film transparente y metedlo en la nevera durante 15 minutos.
Extended la masa sobre una superficie ligeramente enharinada hasta que tenga un grosor de 2 a 3 cm. Con un cortador redondo de 4 o 6 cm (¡yo prefiero de 4 cm porque así me salen más “scones”!) o el borde de un vaso pequeño, recortad círculos de la masa y colócadlos boca abajo en una bandeja para hornear; así se levantarán mejor (eso dicen). Amasad los recortes para gastar toda la masa.
Untad la parte superior de cada “scone” con un poco de leche o de mantequilla derretida o bien con huevo batido y hornead durante 12 a 15 minutos, o hasta que se levanten y se doren. En ese momento, sácadlos del horno y dejad que se enfríen un poco.
Una vez que los “scones” estén fríos, se pueden congelar. Para comerlos, descongelad a temperatura ambiente y luego recalentadlos en un horno caliente durante 10 minutos.
Web: Commememucho
Jamie Oliver nos da una serie de consejos para preparar los perfectos “scones“:
Para conseguir unos “scones” perfectos cuanto menos amaseis la masa menos se tensará el gluten y os quedarán más sueltos y quebradizos en lugar de apretados y elásticos.
Tamizad la harina junto con la levadura. Esto es muy importante para que se airee bien y aumente su volumen.
El secreto de los “scones” más hojaldrados es utilizar los ingredientes fríos: mantequilla fría, huevos fríos y leche fría. Guardad los ingredientes en la nevera hasta que los vayáis a utilizar. Por ejemplo, tenéis que mezclar la mantequilla con la harina y si la mantequilla está muy desecha al mezclarla con la harina os quedará como una papilla.
No pongáis demasiada harina en la superficie cuando extendáis la masa. Esa harina acaba agregándose a la masa, lo que puede hacer que los “scones” sean más densos.
Una vez hayáis cortado la masa con un aro, le dais la vuelta y la colocáis boca abajo en la bandeja para hornear (la masa que estaba en contacto con la superficie estará más lisa. Esto ayudará a que se levanten de manera uniforme y a contrarrestar cualquier “aplastamiento” que se produzca al cortar la masa.
Al hornear, los huevos sirven como agente leudante ( ayudan a aumentar el volumen y producir cierta forma y textura en el resultado final). Si utilizáis el huevo, los “scones” tendrán una textura algo más ligera de lo que podrían ser sin el huevo. Si os gustan los “scones” más densos no pongáis el huevo.