Otoño es una buena época para disfrutar de un buen atracón de dulce. Bajan las temperaturas, anochece mucho antes y apetece quedarse en casa tapado y envuelto por el olor a café y a pastel cocinado con alimentos de temporada.
Así que hemos cogido nuestro políticamente correcto trasero, y lo hemos movido a la cocina para elaborar unos deliciosos... ¡Cupcakes especiados de calabaza!. Sí, ca-la-ba-za. Hemos visto vuestro gesto de asco y podemos constatar que están muy buenos, apenas saben a calabaza. Sin embargo los aromas y el sabor a clavo, canela y nuez moscada son intensos y evocadores. Si tuviésemos que describir el sabor a otoño sería así. Un placer que va un poco más allá y queda relegado a un público un poquito más adulto.
INGREDIENTES
PARA EL BIZCOCHO
1/2 cucharadita de canela
1/2 cucharadita de bicarbonato
1/2 cucharadita de levadura
1/4 cucharadita de clavo en polvo
1/4 cucharadita de nuez moscada
Una pizca de sal
350gr. de azúcar
250gr. de calabaza asada triturada
200gr. de harina normal
3 claras de huevo
1 yogur natural o de vainilla
PARA LA CREMA DE QUESO
185gr. de queso de untar tipo Philadelphia
90gr. de mantequilla sin sal a temperatura ambiente
450gr. de azúcar glass
PREPARACIÓN
EL BIZCOHO
Apañad el disfraz de Panorámix porque, como siempre, la cosa se resume en verter y menear. Por lo pronto, dibujad un círculo de poder en el suelo e invocad a las llamas del averno, mis pequeños hacedores de cupcakes de Howgarts, porque necesitamos el horno precalentado a 180ºC.
Tamizad todos los polvitos mágicos, esto es: harina, canela, clavo, nuez moscada, levadura y bicarbonato hasta que vuestro amigo kinki de la «Ruta del Bacalao» más cercano, alce el pulgar en señal de aprobación. Estos también dan un miedo del carajo.
Ahora con unas varillas batimos el yogur, las claras y el azúcar hasta que doble su volumen. ¡Magia! No os acostumbréis, aunque algunas cosas en la naturaleza estén sujetas a estas reglas, por norma, cualquier cosa que batáis con energía no doblará su volumen.
Es el momento de agregar la calabaza. Procurad que esté bien escurrida. Un exceso de líquido variará las proporciones de todo. ¿Recordáis «El Ejército de las Tinieblas (1992)» cuando Ash confunde las palabras mágicas? no querreis cometer el mismo error. Añadid ahora la harina y todo lo que tamizásteis antes poco a poco, removiendo con amor y sin pasaros para que no quede duro, y habremos terminado con la masa.
Coged vuestras cápsulas otoñales favoritas y repartid la masa. Estos cupcakes no crecen demasiado, es mejor cargarlos un poco más de lo habitual. Algo más de dos tercios de la cápsula es ideal.
Se hornean durante unos 20 ó 25 minutos y ya sabéis cómo va esto: se apuñalan con una aguja, un pincho o un palillo de los dientes y si sale limpio estarán terminados. Cebaos: robad un calcetín recién tendido, añadídselo y aprovechad la coyuntura para practicar un sano vudú a vuestros vecinos desagradables.
LA CREMA DE QUESO
¡Buttercream!¡Nos encanta la buttercream!¿Y el queso suave Philadelphia?¡También! Conjuremos a los espíritus del bosque y combinemos ambos elementos en una buttercream de crema de queso. Es sencillo aunque un poco peculiar. Casi podemos decir que es obligatorio el uso de una batidora eléctrica y unas varillas suficientemente sólidas como para aguantar un batido enérgico sin autodestruirse o doblarse. Si lo hacéis a mano y lo conseguís, mandadnos una fotografía del antebrazo, por favor, las películas de zombis nos han hecho adorar toda clase de venas y capilares.
En primer lugar se bate el azúcar y la mantequilla hasta que -exacto, otra vez- doblen su volumen y blanqueen, obteniendo una textura suave y cremosa pero muy consistente. Entonces añadimos el queso y se bate un poco más sin excedernos para que tanta agitación no caliente la mezcla y quede líquida.
Podemos teñir la crema de mantequilla y queso con un poquito de colorante en gel o pasta. El lila o el negro queda expectacular con el naranja del bizcocho. Son cupcakes otoñales y es Halloween, usad vuestra imaginación, estímulos seguro que no os falta. Cargad la manga y aplicad el toque final cuando los cupcakes estén totalmente fríos. Nosotros hemos aprovechado unas calabazas que hicimos en fondant para decorarlo y un estupendo parque junto a casa para una sesión de fotos aterradoramente romántica y provechosa.
Recordad que al llevar queso, han de conservarse en la nevera. Y nunca, nunca subestiméis el poder de una calabaza, incluso si no os gusta. Saben mejor con una bata de cuadros, y unas zapatillas de paño.