¿Cuál es siempre el mejor regalo? La comida. Creo que en eso no tenemos ningún tipo de duda.
No sé si lo que voy a decir tiene sentido, pero estaba esperando que llegara el día de San Valentín para tener algo que celebrar. Al menos, algo que se puede celebrar en la intimidad del hogar sin tener que exponernos al virus. Una excusa para darnos un caprichito.
¿Y qué mejor capricho que un dulce? Hace tiempo que quería probar a hacer donuts caseros y San Valentín me parecía la mejor excusa. Es una receta que se me resistía por el proceso. No solo hay que tener cuidado con la masa, sino que freírlos es todo un arte. Afortunadamente, puedo comunicar que esta vez me salieron ESTUPENDOS y deliciosos, así que si yo he podido, todo el mundo puede.
Hoy os dejo por aquí la receta de los donuts clásicos caseros. Sé que es más normal hacerles un glaseado rosa o rojo para esta festividad, pero yo quería mantener el formato original y solo darle un pequeño toque colorido. Sea como sea están tremendos.
La receta no es creación mía, obviamente, así que os voy a derivar a dos vídeos de YouTube que son muy ilustrativos en cuanto al proceso. Yo seguí la receta de Alma Obregón porque las suyas siempre me suelen funcionar, pero en este otro vídeo también se explica muy bien.
Quiero aclarar que yo los he hecho fritos, pero también se pueden hacer al horno y resulta menos aceitoso. Si el hecho de freírlos os supone un problema, no pasa nada.
Ingredientes
*Leche: 180 ml para la masa de arranque y 70 ml (tibia) para la masa.*Levadura seca de panadería: una cucharada para la masa de arranque y una cucharadita para la masa.
*Harina de fuerza: 90 gramos para la masa de arranque y 270 gramos para la masa.
*3 yemas de huevo.
*3 cucharadas de azúcar blanco.
*Media cucharadita de sal.
*60 gramos de mantequilla a temperatura ambiente.
*Unos 200 gramos de azúcar glass (pueden ser más).
*Agua.
*Aceite.
*Decoración: fideos de colores y corazones.
Preparación
1- Primero hay que hacer una masa de arranque. Esto no es así en todas las recetas, pero sí en la de Alma y la verdad es que quedan muy bien. Entonces se mezcla la harina (los 90 gramos iniciales) con la leche (180 ml) y se me remueve hasta que se crea una pastucia un tanto desagradable. (Ugh...) a esto le añadimos la levadura y removemos. Esta masa tiene que reposar unos 15 minutos tapada (basta con ponerle encima un trapito de cocina). Lo cierto es que yo suelo dejarla un poco más entre unas cosas y otras.
2- Ahora vamos a hacer la masa como tal. Para ello es importante que el resto de la leche esté TIBIA. Ni muy caliente ni fría. Mezclamos la harina con la leche en la amasadora con el accesorio de gancho. Si no tenéis amasadora lo podéis hacer a mano perfectamente, pero es más lento. Mientras se va amasando le vamos echando el resto de la levadura, la sal, el azúcar, las yemas y la masa de arranque que teníamos reservada. Dejamos amansando unos minutillos hasta que esté homogénea y entonces añadimos la mantequilla cortada en dados.
3- Dejamos que amase unos 5 minutos o así, hasta que veáis que la masa es homogénea y muy elástica. En este sentido sí os aconsejo mirar los vídeos para entender cómo debería quedar. También os digo que a mí jamás me queda tan perfecta como en los vídeos, pero no pasa nada, salen bien igual.
4- Cogemos un bol y lo untamos con aceite. Podéis utilizar un spray de aceite o cogerlo de la botella directamente, pero cuidado, que solo hay que untarlo con una capita fina. Sé que es un poco pringoso, pero yo lo hago con la mano para manejarlo mejor. En ese mismo bol engrasado metemos nuestra masa y lo tapamos con papel de film. Tiene que reposar ahí al menos una hora y doblará su tamaño. Yo lo he llegado a tener dos horas y casi se me sale del bol...
5- Una vez que ha pasado ese tiempo y que vemos que la masa ha crecido, es momento de amasar. Enharinamos una superficie plana y trabajamos la masa con las manos para que eche todo el aire como un bebé. Si la notáis pegajosa no pasa nada, solo echad más harina. Finalmente, la aplastamos con un rodillo hasta dejar una capa de aproximadamente un centímetro de grosor.
6- Esa es la masa que vamos a cortar. Yo he utilizado un molde para cortar donuts, pero podéis utilizar otro tipo de moldes e, incluso, botellas cortadas para hacer la forma. Los que van saliendo se van colocando en una bandeja con papel de horno. Podéis reamasar lo sobrante y seguir sacando más donuts, o también hacer agujeritos de donuts. Una vez que tengamos todos los donuts cortaditos en la bandeja la vamos a volver a tapar (ya sea con film o con un paño de cocina) para que vuelvan a levar durante una media hora.
7- Llega el momento más complicado del proceso: toca freír. Yo lo hice con aceite de girasol, pero eso es a gusto personal. El aceite tiene que estar lo suficientemente caliente como para freír, pero no demasiado como para quemar el donut por fuera y dejarlo crudo por dentro. Alma, por ejemplo, lo hace directamente en una freidora porque puede controlar la temperatura del aceite. Yo no tengo freidora, así que lo hice en sartén. Hay quien recomienda tener siempre un termómetro para el control de temperatura, pero a mí eso no me ha funcionado y me ha resultado incómodo. Hay que echar abundante aceite, de modo que los donuts floten. Habría que tenerlos unos segundos por cada lado y luego sacarlos.
En este paso os recomiendo mirar el segundo vídeo porque se ve perfectamente el proceso en sartén.
Repito que se puede hacer en el horno y quedan más saludables, pero el resultado no es el del donut clásico al 100%.
8- El último paso sería el glaseado. Como decidí hacer un glaseado tradicional fue muy sencillo. Tamizamos el azúcar glass y le añadimos unas 2 o 3 cucharadas de agua. Id muy poco a poco, cucharada a cucharada y removiendo, porque es muy fácil pasarse y que quede excesivamente líquido. Tiene que quedar una masa semilíquida de color blanco. En ella sumergimos los donuts hasta la mitad y los sacamos para que escurran en una rejilla (si puede ser, si no tampoco pasa nada). Si vais a añadirle decoración recordad hacerlo antes de que el glaseado endurezca. Al principio os parecerá que están blancos, pero luego el glaseado se torna más transparente.
Et voilá! Ya tenéis unos deliciosos donuts caseros. Recordad que la masa del donut no es dulce per sé, pues lleva poca azúcar, y el toque dulce se lo vais a dar a posteriori en el glaseado. Espero que os salgan estupendamente y que podáis disfrutarlos en cualquier momento.