La focaccia es un plato típico italiano, a medio camino entre el pan y la pizza. Es perfecta como aperitivo o para acompañar una ensalada en la cena.
Lo bueno de la focaccia es su amplia variedad de sabores, en función de los ingredientes que le añadamos. En esta ocasión, me decanté por la versión que más me gusta: con tomates cherry, aceitunas negras y orégano. Pero admite cualquier tipo de ingrediente: embutidos, quesos, múltiples especias o simplemente con aceite y sal.
Ingredientes:
250 gr. harina de fuerza
7 gr. levadura seca de panadería
180 ml. agua templada
25 ml. aceite de oliva suave
Aceitunas negras sin hueso
Tomates cherry
Orégano
Sal
Elaboración:
1.- En un bol grande, mezclar la harina, la levadura y media cucharadita de sal.
2.- Añadir el aceite y el agua. Ir removiendo para que la masa vaya ligando. Verter en una superficie enharinada y amasar hasta hacer una bola.
3.- Envolver la bola con papel film y guardar en la nevera durante 30 minutos.
4.- Volver a amasar la bola y estirar la masa sobre la fuente de horno (previamente engrasada con un poco de aceite).
5.- Incorporar los tomates y aceitunas cortadas por la mitad.
6.- Rociar un poco de aceite, sal y orégano al gusto.
7.- Hornear durante aproximadamente 30 minutos, a 200ºC.
Está deliciosa tanto fría como caliente. Recomiendo que, si sobra un trozo, lo guardéis cerrado en una bolsa para que no se endurezca.
¡Probadla y me contáis!