Seguimos con las recetas de tartas sin horno. Ideales para el verano porque son fresquitas y deliciosas. En esta ocasión te traemos una tarta de queso y leche condensada que está para chuparse los dedos. Es refrescante, deliciosa, blandita, cremosa y a la vez un poco crujiente. ¿Se puede pedir más? Además es super fácil de preparar. Lo más importante es comerla bien fría por lo que tendrás que dejarla reposar una noche entera.
Receta tarta de leche merengada.
Todos los ingredientes son para un molde de 20 cm de diámetro.¿Qué ingredientes necesitaremos?
Para la base
200 gramos de galletas integrales. Hemos usado las que vendemos en nuestra tienda online. Al ser integrales absorben más líquido y queda mas compacta la mezcla.
90 gramos de mantequilla fundida.
Para el relleno
6 hojas de gelatina
250 gramos de leche
400 gramos de leche condensada
100 gramos de queso crema
300 gramos de nata (crema de leche) para montar
1 cucharadita canela
1 corteza de limón
Para la cobertura de nuestra tarta de queso y leche condensada (opcional)
Dos hojas de gelatina
Mermelada de fresa
Chocolate con leche o blanco rallado
Frutos rojos para decorar
Paso a paso
En primer lugar vamos a hacer la base de nuestra tarta de queso y leche condensada. Para ello forraremos la base del molde con papel de hornear
Crea una pasta triturando las galletas y añadiendo la mantequilla fundida. Coloca esta mezcla en la base del molde y presiona hasta que la superficie quede uniforme y compacta.
Las cantidades a veces es mejor hacerlas a ojo porque dependen del tipo galletas que usemos, absorberán más o menos mantequilla. Aplanamos y metemos en la nevera.
En un vaso con agua fría hidratamos la hojas de gelatina durante al menos 7 minutos. Es super importante primero hidratar la gelatina y luego añadirla a la mezcla.
Mientras ponemos la leche con la canela y la corteza del limón a calentar. Cuando arranque a hervir retiramos del fuego, colamos y añadimos las hojas de gelatina. Removeremos hasta que las hojas estén totalmente disueltas.
Después añadimos el queso y leche condensada. Con la ayuda de una varillas manuales y pequeñas removemos hasta que los ingredientes queden bien integrados.
Después en un recipiente a parte semimontaremos la nata (crema de leche). Usaremos unas varillas y cuando esté “semi montada” con la ayuda de una espátula y movimientos envolventes la integraremos a la mezcla anterior.
Vertemos todo en el molde y reservamos en la nevera.
Déjala reposar al menos 4 horas antes de hacer la cobertura. Y cuando la desmoldes puedes pasar un cuchillo por los bordes con mucho cuidado para despegarla.
Para la cobertura. Calentamos en un cazo la mermelada y antes de que empiece a hervir retiramos del fuego y ponemos las hojas de gelatina previamente remojadas en agua muy fría, mínimo 7 minutos. Removemos bien y esparcimos por encima de la tarta.
Para decorar puedes rallar un poco de chocolate blanco o con leche por encima y colocar unos frutos rojos, arándonos, frambuesas, ciruelas, fresas, lo que más te guste. Hasta aquí nuestra receta. Esperamos que te guste y la disfrutes con tus seres queridos. Es perfecta para eventos y ocasiones especiales pero recuerda llevarla bien fría.
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