La textura de esta tarta nos recuerda mucho a la Pannacota aunque aquí no utilizamos nata (crema de leche) sino yogures , queso , leche condensada y unas riquísimas fresas (aunque podríamos poner otro tipo de frutas)
Es una tarta muy fácil de hacer sin necesidad de horno ya que se cuaja con gelatina y la leche condensada junto al topping de mermelada o sirope le dan el dulzor justo que combina de maravilla con la acidez de los yogures y las fresas.
Ideal para tenerlo preparado con antelación y servirla de postre .
Ingredientes :
500 gramos de yogures sin azúcar
400 gramos de leche condensada
250 gramos de queso mascarpone
12 hojas de gelatina
Una cucharadita de esencia de vainilla (opcional)
Empezaremos por hidratar las hojas de gelatina sumergiéndolas en agua durante unos 10 minutos. Si utilicéis sobres de gelatina en polvo neutra, necesitaréis 2 (20 gramos).
En un bol grande mezclamos los 4 yogures sin azúcar junto al queso mascarpone y la vainilla. Ponemos en un cazo a calentar a fuego suave la leche condensada removiendo siempre y teniendo cuidado ya que se quema con mucha facilidad.
Una vez caliente y fuera del fuego vertemos la gelatina hidratada y la disolvemos bien. Incorporamos esta preparación a la mezcla de yogures y queso.
Vertemos la mezcla en un molde untado previamente con aceite de girasol (para que luego lo podamos desmoldar fácilmente).
Les cortamos el rabito a las fresas y las introducimos enteras con la parte del rabito hacia arriba .
Ahora toca el cuajado. Dejamos reposar en la nevera al menos 2-3 horas.
La desmoldamos y las cubrimos con un sirope de fresas o con mermelada de fresa diluida en un poco de agua.
¡ Suavísimo y delicioso !
Bon appétit Mama
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