Como siempre, verás que los ingredientes que necesitas para la elaboración de la receta son bastante simples:
300 g de tiburones (también se llaman galets o coditos)
300 g de queso Cheddar amarillo
100 g de jamón cocido
400 ml de nata (crema de leche) líquida (crema de leche)
Sal Ponemos a cocer agua abundante con sal. Cuando rompa a hervir cocemos la pasta lo justo para que esté al dente. No conviene que esté muy cocida, ya que al hornear se pasará.
Cuando esté cocida, escurrimos la pasta y la refrescamos. Cortamos el jamón cocido en dados, y hacemos lo mismo con el queso Cheddar, reservando un poco. Ponemos a calentar la nata (crema de leche) a fuego bajo, y cuando empiece a calentarse fundimos el queso muy despacio, removiendo bien con unas varillas hasta que esté todo bien mezclado.
Ponemos a calentar el gratinador del horno. Ponemos la pasta en una fuente y esparcimos los dados de jamón cocido, procurando que esté por toda la fuente.
Cuando tengamos fundido el queso con la nata (crema de leche) lo extendemos sobre la pasta. Rallamos el queso que hemos reservado y lo espolvoreamos por encima.
Cuando el horno haya cogido suficiente temperatura (depende de cada horno), metemos la bandeja en la parte alta y gratinamos hasta que el queso empiece a dorarse.
Sacamos del horno, servimos en platos y llevamos a la mesa mientras aún está caliente. ¡A los niños les va a encantar esta rica y sencilla receta!