Buenos días, ¿qué tal ha ido la semana?
Hoy, como os prometí, os traigo la tarta con la que celebré mis 26. Con las tartas siempre tengo un dilema a la hora de publicarlas. De sabor me gustan, pero sé que todavía me queda mucho por mejorar a la hora de la presentación al repartir la crema, pero claro es lo que menos suelo hacer porque ¿quién desayuna todas las semanas un trozo de tarta?
Tenía muchas ganas de preparar una receta red velvet, pero sabía que la quería hacer más natural de lo que suele ser. Sabía que antes de que esta tarta se empezara hacer con colorante artificial se hacía con remolacha así que investigando un poco encontré esta receta del blog La Receta de la Felicidad y enseguida supe que tenía que hacerla aunque eso sí adaptándola ligeramente a nuestros gustos e intolerancias.
He investigado un poco y no he encontrado nada claro sobre el origen de esta tarta, unos dicen que surgió después de un fallo en una receta y que la acción de los ácidos con el cacao le dio a la tarta un tono rojizo más parecido al de los ladrillos. Otros dicen que su origen está en el hotel Waldorf de Nueva York mientras otros hablan sobre los pasteleros y panaderos que en la Segunda Guerra Mundial y también después de la Guerra Civil americana horneaban sus creaciones con remolacha para darles el toque rojo de la sangre que se derramó en estos dos conflictos.
Yo probé esta tarta en una pastelería en Barcelona hace un año y la mía no se queda atrás, tiene el característico sabor indescriptible de la red velvet y encima sabiendo que estás comiendo algo un poco más sano. En casa les gustó mucho a todos.
Ingredientes de los bizcochos (Para 3 bizcochos de 18 cm)
200 g de remolacha cruda
Zumo de 1 limón
2 cucharadas de vinagre blanco
125 g de yogur griego
125 g de mantequilla pomada
200 g de azúcar
2 huevos
175 g de harina de arroz
75 g de maizena
1 cucharada de cacao puro sin azúcar añadido
2 cucharaditas de levadura
Precalentamos el horno a 150º
Pelamos, troceamos y trituramos la remolacha hasta que esté en trocitos pequeños.
Añadimos el zumo y el vinagre y hacemos un puré fino.
Incorporamos el yogur y batimos hasta tener una mezcla cremosa.
En un bol batimos la mantequilla con el azúcar.
Añadimos los huevos uno a uno.
Incorporamos el puré de remolacha y batimos. Probablemente en este paso parecera que se nos corta la mezcla, pero por lo visto es normal.
Agregamos la harina, el cacao y la levadura previamente tamizados y revolvemos con una espátula hasta que estén integrados. Es importante no pasarnos para que no entre mucho aire y nos queden unos bizcochos un poco densos.
Vertemos la masa en nuestros moldes previamente engrasados y horneamos. Yo como utilicé tres moldes bajitos me tardó 15 minutos, pero tendréis que adaptar el tiempo dependiendo del molde que uséis.
Ingredientes de la buttercream de queso
125 g de mantequilla pomada
250 g de queso crema
200 g de azúcar glas.
Batimos la mantequilla y el queso un par de minutos hasta tener una crema blanquecina.
Incorporamos el azúcar glas y batimos 5 minutos más.
Cuando los bizcochos hayan reposado decoramos con la crema. Ponemos un bizcocho sobre un plato y añadimos la crema y extendemos.
Repetimos con el siguiente bizcocho.
Cuando tengamos el último bizcocho repartimos una capa fina y metemos en la nevera unos 15 minutos para que la crema se solidifique y sea más fácil repartir el resto de la crema.
Pasado este tiempo sacamos de la nevera y terminamos de decorar con el resto de la crema.
La conservamos en la nevera hasta 15 minutos antes de que vayamos a consumirla.
Os recomiendo que los bizcochos los hagáis a ser posible el día anterior, yo los preparé la misma mañana de la comida de mi cumpleaños y al partirla se desmigaba un poco cosa que no pasó cuando comimos otro trozo a la noche.
Para mi gusto me quedé un poco corta de crema, yo le añadiría otros 60 g de mantequilla, 125 g de queso crema y 100 g de azúcar glas.
Feliz semana :)