Época de setas.
Tengo que decir que nunca he ido a recoger setas, y creo que nunca he comido setas frescas, así, recién recolectadas.
Pero hace unos días, Rosa, compañera de trabajo, me trajo una bolsa de níscalos recién cogidos. Me dio unas pautas para cocinarlos pero, además de guisarlos como me dijo (ya os traeré la receta), me apetecía hacer un risotto con ellos.
No sabéis bien lo acertado de ello porque el sabor que los níscalos aportan al risotto es muy intenso. Y el queso le aporta un aroma y una textura propios de un manjar.
Como envasé unos poquitos, este risotto lo repetiré de nuevo. Y si tenéis oportunidad, probad a hacerlo con frutos frescos y recién recolectados, porque el sabor varía mucho de unos a otros.
Ingredientes
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250 grs de níscalos
50 grs de mantequilla
1 cebolleta
360 grs de arroz arborio
540 ml caldo de pollo
150 grs queso tetilla
Cocemos los níscalos en un poco de agua con sal durante un par de minutos. Troceamos y reservamos.
Cortamos el queso de tetilla en cubos. Reservamos.
Picamos la cebolleta (yo la rallo) y la rehogamos en la mantequilla removiendo para que no coja excesivo color.
Añadimos el arroz y rehogamos durante un par de minutos. Vamos añadiendo poco a poco el caldo de pollo caliente y removemos para evitar que se pegue. Removemos con frecuencia, pero sobre todo al principio para que el arroz desprenda su almidón. Cocer durante unos 20 minutos aproximadamente.
Incorporamos los níscalos y mezclamos bien. Añadimos el queso y removemos para que no se peque y se funda con el calor.
Servir caliente.