Pues sí, porque los higos son tan versátiles que en recetas saladas también lucen una barbaridad, así que no podría desaprovechar la oportunidad de sacarme de la manga otro plato.
Al principio pensé hacer la pasta filo casera, pero Iván me quitó la idea de inmediato: se trabaja demasiado y el resultado no es ni con mucho el esperado. Y la verdad, me alegro de haberle hecho caso; se hace en cero coma y el resultado es de impresión.
No había trabajado nunca esta pasta y me ha gustado mucho, con lo que me sobró hice una especie de baklavas cutrecillos que me merendé tan agustito. Lo único que hay que tener cuidado es que no se seque, ya que son láminas muy finas y en cuanto pierden un poco de humedad se vuelven quebradizas e inmanejables.
Otra cosa muy importante es que el relleno que le pongas no debe tener caldo ni ser jugoso en exceso, ya que empaparía la masa y no quedaría crujiente. También por eso es recomendable que esté bien cocinado, para que el rato del horno sea únicamente para dorar el recubrimiento.
Tampoco es una receta que se lleve bien con los recalentamientos, es mejor dejar preparado el relleno y prepararlo en el último momento (el montaje son quince minutos, y otros quince de horneado) que arriesgarse a que la masa se ablande porque se hayan quedado fríos.
Esta receta es de las de mezclar dulce con salado, que ya sabes lo aficionada que soy yo a esas cosas. Y bien cargadita de especias, otro tanto para mí. Pensando que los higos vienen de Asia, se me ha ocurrido darle un toque oriental al asunto usando comino, canela y anís; pero un poquitín, que tampoco quería saturar al personal.
La miel usada, una auténtica pasada que viene de Galicia gracias a mi amiga Elen. Miel de brezo oscura, líquida y potente, que da un aroma cuando se cocina que empapa el pelo y la ropa de dulzor. Alucinante.
Para 8 rollitos necesitarás:
- 8 láminas de pasta filo
- 250g de carne picada (yo la usé de cerdo y ternera)
- 3 higos
- 2 cucharadas de piñones
- 1 cebolla
- 1 cucharada de miel
- una pizca de canela
- una pizca de comino molido
- una pizca de anís en grano
- pimienta negra
- sal
- 1 cucharada de aceite de girasol
- 25g de mantequilla fundida
Primero, en una sartén tuesta los piñones hasta que queden bien dorados. Retira y añade la cucharada de aceite para sofreír la cebolla, muy bien picada.
Cuando la cebolla empiece a tomar color, incorpora la miel para que se caramelice, todo esto a fuego medio para que no se arrebate. Si ya está dorada, puedes añadir la carne picada, sazonando con las especias.
Sube el fuego cuando la carne empiece a cocinarse y añadas los higos, cortados en trocitos, ya que algo de agua soltarán y necesitamos que se evapore. Termina con los piñones y ajusta de sal ahora, ya que los higos pueden dar un sabor demasiado dulce y hay que contrarrestarlo ligeramente. Asegúrate que está unos diez minutos a fuego medio-fuerte, removiendo constantemente, para que la carne se dore bien y no quede líquido en la sartén.
Calienta el horno a 200ºC con las placas de arriba y abajo.
Para preparar las láminas de pasta filo es importante que las saques del frigorífico un tiempo antes, esto facilita su separación; también es esencial que tapes con un paño ligeramente humedecido las láminas que no estás usando en ese momento, ya que se secan con facilidad y se vuelven quebradizas.
El procedimiento es sencillo, mecánico y entretenido: consiste en pincelar ligeramente la lámina de filo con mantequilla y doblar juntando los bordes más cortos de la pieza, repitiendo el proceso una vez más. Esto te va a dar cuatro capas muy crujientes que contendrán el relleno, si las matemáticas no me fallan.
Ahora dispón una cucharada generosa a lo largo de la lámina plegada y lleva los bordes más cortos hacia el centro, donde se unirán. Aprieta bien por los laterales para que no te cueste hacer el rollito después, y termina pincelando esos extremos para que el formado de la pieza se mantenga durante la cocción.
Lleva uno de esos bordes al centro y después enrolla el resto sobre el otro borde para cerrar el rollito. ¡Casi es más sencillo de entender viendo las imágenes que con explicaciones!
Cuando termines todos los rollitos, pincela con la mantequilla sobrante su superficie y hornea 15 minutos o hasta que estén dorados.
Cómelos calentitos y crujientes, es como mejor se disfrutan.
Por cierto, por si te quieres asomar a la recopilación de recetas del mes pasado: