Hoy despedimos en casa la Semana Santa y sus excesos. Y, claro, faltaba otro de los dulces caseros y sencillos que tantos recuerdos me traen, los roscos fritos. Cuando era pequeña recuerdo a mi abuela y a mi madre amasando los roscos en un lebrillo que a mí me parecía gigante. Olía toda la casa a gloria. Luego nos dejaban que las ayudáramos a darles la forma y a bañarlos en azúcar y canela. Algunos nos comíamos calientes aún, a pesar de advertencias de dolor de tripa. Pero estaban tan ricos que era complicado esperar. Junto con las torrijas (puedes ver la receta aquí), los buñuelos de viento (receta aquí), son un buen ejemplo de cómo lo más sencillo puede ser lo más rico. Más abajo, en la receta, veréis que sigo empleando el método tradicional de medida, el cascarón. Podría pesar el contenido de un cascarón de azúcar, por ejemplo, y poner los gramos, pero me resulta entrañable hacerlo así (ya que uso robot de cocina para amasar y en mi cocina no hay lebrillos, al menos dejaré el cascarón como medida 😉).
Para hacer unos ricos roscos necesitarás:
– 1 huevo.
– Azúcar.
– Harina.
– Aceite de oliva virgen extra suave.
– Ralladura de un limón (sin la parte blanca).
– 1 sobre de levadura química tipo Royal.
– Vino dulce de Málaga (o leche si no te gusta el vino o si van a comer niños).
– Canela molida.
– Almíbar ligero si los quieres “borrachos”.
Para prepararlos puedes hacerlos a mano o usar tu Thermomix o Monsieur Cousine Plus. Para esto, echa en el vaso el huevo. Usa medio cascarón como medida y vierte en el vaso 6 medios cascarones de azúcar, 6 de aceite de oliva virgen extra suave, 6 de vino dulce de Málaga o leche y la ralladura de un limón. Bate hasta que se integren bien los ingredientes (30 segundos/velocidad 4). Añade la levadura. Ahora tienes que añadir la harina poco a poco hasta que veas que la masa se vuelve más consistente y se despega del vaso. Empieza con 200 gr de harina (un vaso) y amasa en velocidad espiga (o botón amasar en MC Plus) durante 30 segundos. Ve añadiendo poco a poco más harina hasta que veas que puede ya trabajarse y que se despega del vaso, haciendo una bola de masa (otros 200 gr más de harina aproximadamente). Amasa para ello en intervalos de 30 segundos. Coge la masa del vaso y pásala a una superficie con un poco más de harina si es necesario y comprueba que puede manipularse. Forma los roscos (puedes untarte las manos con un poco de aceite) y fríelos en aceite de oliva virgen extra suave o aceite de girasol. Déjalos escurrir y rebózalos en azúcar y canela. Si los quieres “borrachos”, haz un almíbar suave con azúcar y agua, deja que hierva y moja los roscos cuando esté tibio. Pásalos por azúcar y un poco de canela. Si tenéis niños en casa, dejadlos que os ayuden a darles forma: para ello, pueden hacer una bola (como si fuera plastilina) y con el dedo hacerle un agujero en medio e ir estirando hasta formar el rosco. O hacer un churrito y unirlo por un extremo. También pueden hacer dos roscos finos y unirlos en uno solo, para hacerlo más alto. A mis niños les gustan las tres versiones, así que tenemos roscos de formas variadas, para que nadie se aburra. Ahora un chocolate casero (si nunca lo has hecho en tu robot, prueba con esta receta) y a disfrutar del último día de la Semana Santa.
NOTA:
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