Hoy queremos rendir un homenaje a las madres, a todas las madres en general y a las que han vivido en el mundo rural en particular.
Mujeres que, como dice María Sánchez en su libro “Tierra de Mujeres” eran una especie de fantasmas que vagaban por casa, hacían y deshacían. Eran invisibles. Siempre a la sombra del hermano, del padre, del marido, de los propios hijos. Se encargaban de todo y podían con todo pero siempre las pautas venían de los hombres.
El postre que os presentamos está sacado del recetario de una de esas mujeres, madre de una de mis mejores amigas que ha querido compartirla con nosotras y a la que, desde aquí, queremos recordar.
RECETA (salen unas 50 de 25 g.)
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INGREDIENTES
200 cl de aceite de oliva suave
200 g de azúcar
680 g de harina
3 huevos
1 sobre y 1/2 de levadura Royal
40 g de anís
La piel de 1 limón
Un pellizco de sal
Aceite de oliva suave para freírlas
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PREPARACIÓN
Poner el aceite en una sartén con la piel de limón y dejar que hierva unos minutos, con lo que conseguimos aromatizar el aceite. Retirar la piel y dejar enfriar el aceite.
En un bol grande echar los huevos, el azúcar, el aceite (ya frío), el anís y la sal. Batir bien hasta conseguir integrar todos los ingredientes.
Añadir poco a poco la harina tamizada junto con la levadura.
Espolvorear la encimera con un poquito de harina, echar la masa y trabajar unos minutos.
Hacer porciones de 25 g aproximadamente, formar un churro y dar forma de rosquilla apretando bien los extremos para que no se separen al freírlas.
Con una cuchilla, cúter o cuchillo afilado hacer dos incisiones laterales en cada rosquilla para que no se abran.
Freírlas en abundante aceite y ponerlas sobre papel absorbente.
Rebozarlas con azúcar antes de que se enfríen.