Estas roscas de leche no llevan azúcar en la masa, pero se la puedes echar sin problemas. Son un poco menos dulces pero igual de ricas. ¡Me encantan!
INGREDIENTES (Para 28-30 unidades)
1 vaso de leche o bebida vegetal (250 ml.)
1 vaso de Aceite de Oliva suave (250 ml.)
Canela en rama
Anís en grano
Cáscara de naranja
Cáscara de limón
Harina (la que admita)(600-700 gr.)
Aceite de girasol para freír
Azúcar mezclada con canela para rebozar
VÍDEO RECETA – Rosquitas de leche
Cómo hacer rosquillas de leche paso a paso
Cómo infusionar la leche y el aceite
En primer lugar, cortamos la piel de un limón y de una naranja. Ten cuidado al pelar, no queremos que quede parte blanca de los cítricos porque amargarían nuestra masa.
En una cacerola agregamos la leche o bebida vegetal junto a una rama de canela, la mitad de las pieles de naranja y limón y una cucharadita de anís en grano o de matalaúva.
A fuego medio y sin dejar que hierva infusionamos la leche durante unos 8-10 minutos, removiendo de vez en cuando para que no se pegue. Lo puedes tapar para que adquiera todo el aroma posible.
Una vez que tengamos la leche infusionada, apartamos del fuego, la tapamos para que no se escapen los aromas y dejamos templar o enfriar.
Para aromatizar el aceite, en una sartén echamos el aceite de oliva suave, en este caso, y le añadimos el resto de cáscaras de piel de naranja y limón.
Dejamos que el aceite hierva a fuego lento durante unos 7-8 minutos, removiendo de vez en cuando, sin dejar que el aceite humee.
Una vez lo tengamos listo, lo apartamos del fuego y dejamos templar o enfriar del todo.
Masa para las roscas de leche
En un recipiente grande, echamos la leche y el aceite pasándolos por un colador.
A continuación, iremos agregando harina poco a poco, a la vez que removemos hasta integrar. Tendremos que añadir la cantidad de harina que nos pida la masa y hasta que nos quede manejable pero no demasiado seca ni blanda. Lo ideal es que no se te pegue a las manos ni te queden demasiado grasas.
Una vez que tengamos la masa podemos empezar a darle forma a nuestros roscos. Yo cojo una porción de masa, le doy forma de bola y le hago un agujero en el centro. Y listo. Repito este mismo proceso con el resto de la masa.
Con estas cantidades salen alrededor de unas 28 o 30 rosquillas.
Preparamos el rebozado en un plato, mezclando azúcar o edulcorante al gusto con un poco de canela en polvo. Lo reservamos.
En una sartén o freidora, agregamos abundante aceite de girasol para freír. Lo calentamos a fuego medio alto y una vez que esté caliente (que no humee), iremos agregando tandas de roscos para freírlos.
Puedes echar un trocito de masa antes de empezar a freír los roscos para comprobar que el aceite está en su punto.
Haremos los roscos a fuego medio, dándole la vuelta para que se doren por todas partes, durante unos 5 minutos por cada lado.
Es mejor que queden bastante dorados y se hagan lentamente para que no nos queden crudos por dentro.
Una vez que los roscos estén bastante tostados, los sacamos a un plato con papel absorbente para eliminar el resto de aceite y enseguida los pasamos a la mezcla de azúcar con canela para rebozarlos y que se quede bien pegado el rebozado a los roscos aún calientes.
¡Y ya está!
Así de sencilla es esta receta.
Y ahora cuéntame tú, ¿de qué sabor te gustan los rosquitos? Déjamelo abajo en comentarios. Y mientras te dejo aquí otras ideas de roscos con otros sabores diferentes que creo que te pueden gustar: roscos de naranja, roscos de anís, roscos de Semana Santa y los roscos de flan que también está muy ricos y son muy originales.
¡Nos vemos en otra receta!
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