Todos los pensamientos verdaderamente grandes se conciben mientras se camina.
Friedrich Nietzsche
Sin rumbo fijo, cogidos de la mano, sin un objetivo, sin necesidad, sin obligación ni prisas. Vagamos por las mismas calles, porque Málaga es una ciudad hecha para pasear, para mirar hacia arriba y asombrarse con el arte arquitectónico de sus edificios, contemplar el azul del cielo, aspirar el salitre de la mar cercana, disfrutar del olor a jazmines, a azahar, a castañas asadas o a tejeringos, sea invierno o verano. Qué más dá.
Soñar que su rio se convierta en un canal con juncos verdes, con cañaverales y nenúfares en tranquilas y limpias aguas donde aniden garzas y patos; en un paseo sin grafitis, hermoso y cuidado mientras caminamos por la ladera de ése seco Guadalmedina. Caminar por la Alameda disfrutando de los puestos de flores, donde el color y aroma de rosas, claveles y nardos inundan ése bulevar al que da sombra los centenarios ficus, testigos fieles de la historia malagueña.
Nuestros pasos nos llevan a las librerías, leer las portadas de los nuevos libros, comprar alguno y seguir paseando, callejeando por las estrechas callejuelas que nuestros mayores recorrieron antes que nosotros. ¿Paramos a tomar chocolate con tejeringos? ¿Un helado de Casa Mira?
Sentarnos en los jardines de la Catedral, “la manquita” malagueña, ser testigos del paso de las horas, marcadas por los toques de sus campanas; pasear sin prisas, a tu lado. Málaga es nuestra ésas tardes en las que caminamos, los dos cogidos de la mano.
Y de una de ésas librerías que visitamos, Proteo, Luces, La Casa del libro llega a “Mi Cocina” obras de arte gastronómicas, libros de recetas de cocina. Y en uno de ellos, cuyo nombre no recuerdo, me encuentro ésta forma de cocinar el salmón, con naranjas y limones.
Ni corta, ni perezosa lo preparo en casa y les cuento CÓMO LO HICE:
INGREDIENTES PARA UNA PERSONA:
Un filete de salmón fresco (unos 150 grms. aproximadamente), aceite de oliva virgen extra. un diente de ajo, sal y pimienta negra recién molida, una ramita de romero fresco, una naranja, un limón, dos cucharadas soperas de maicena y una cucharada de azúcar morena.
LOS PASOS A SEGUIR:
Pelar y picar el diente de ajo, rallar la piel de la naranja (previamente lavada) y reservar una cucharada sopera. Cortar tres gajos de naranja (con la piel) y reservar.
En un cuenco echar el zumo de medio limón junto con el zumo de la naranja junto con la cucharada de azúcar, removiendo bien hasta que se integre bien el azúcar en el zumo. Incorporar la maicena y mezclar procurando que no queden grumos. Reservar.
Salpimentar el salmón por ambos lados.
Colocar una sarten anti adherente en el fuego, cuando esté caliente agregar dos cucharadas soperas de aceite de oliva y pochar a fuego medio el diente de ajo procurando que no se llegue a quemar. Incorporar el salmón junto con las hojas de romero y dejar hacer hasta que esté dorado por ambos lados. Sacar el filete de salmón y reservar.
Consejo: Dejar la piel al salmón, con ello consigo que aporte la grasa a la salsa y no se deshaga o rompa el filete.
En la misma sartén echar la mezcla de zumo de naranja, limón, azúcar y maicena junto con la ralladura de la piel de la naranja, sazonar al gusto con sal y pimienta recién molida y dejar hervir un minuto.
Incorporar el salmón a la sartén para que se sumerja en la salsa.
Apartar del fuego y servir caliente, adornando con hojas de romero y los gajos de naranja.
¡¡ Buen provecho !!