Con la famosa salsa americana podemos preparar infinidad de platos. Es una salsa multiusos. Todos hemos probado o al menos hemos oído hablar del rape, del bogavante o de la langosta en salsa americana, pero no solo podemos preparar pescados o mariscos con esta salsa, una simple pasta fresca la convierte en un manjar, igual podemos enriquecer con la salsa americana arroces e incluso verduras (ver la receta de coliflor con langostinos). En esta entrada os muestro como la preparo yo con los truquillos que creo que la hacen una salsa superior.
Salsa americana preparada. En primer plano recién hecha, sin reducir y al fondo reduciendo
Originalmente se preparó, parece ser, con cabezas de bogavante aunque hoy en día suele hacerse con crustáceos de menor tamaño para poder triturarlas fácilmente y obtener de ellas todo su sabroso jugo.
Es muy sencilla de elaborar aunque laboriosa, pero lo bueno es que puedes preparar una gran cantidad de salsa americana y congelarla en diferentes recipientes para usarla conforme la necesites.
Un buen caldo de pescado es fundamental para preparar esta salsa
En mi opinión, una "buena americana" debe tener: el aroma de la mantequilla, cierto toque anisado (que le aportarían el apio o en mayor medida el hinojo -o un chorrito de pastis, como dice David de Jorge) y el frescor de alguna hierba como el perejil o el estragón recién picados.
Os dejo con el vídeo y después os pongo la lista de ingredientes y las explicaciones.
Ingredientes
Cabezas de gambas o langostinos
Ajo (5)
Guindilla picante (1)
Perejil (1 manojo)
Cebolla (200 gr)
Zanahoria (200 gr)
Apio o hinojo (200 gr)
Tomate (200 gr)
Mantequilla (50 gr)
Aceite de oliva (100 ml)
Brandy (100 ml)
Vermu blanco (100 ml)
Vino blanco (100 ml)
Salsa de tomate (200 gr)
Caldo de pescado (5 litros)
Naranja (1)
Preparación
En una olla grande pon aceite de oliva y mantequilla y saltea las cabezas de marisco.
Maja el ajo y el perejil en el mortero y añade el majado resultante a la olla y saltéalo un poco.
Aplasta bien las cabezas de marisco.
Incorpora la guindilla picante y la verdura, toda limpia, pelada y troceada: cebolla, apio o hinojo (o ambos), zanahoria. Si ves que necesita algo mas de aceite incorporalo.
Añade la salsa de tomate y el tomate fresco.
Cuando el tomate haya sofrito un poco añade al brandy, el vermú y al vino dejando que evapore el alcohol.
Añade el caldo de pescado bien colado, ralladura de la piel de naranja y deja cocer una hora.
Tritura.
Cuela.
Retira la espuma.
Ahora, dependiendo el uso que vayas a dar a la salsa, habrá que modificarla. En principio como te habrás fijado, no lleva ni pizca de sal. Esto se debe a que la salsa americana, en múltiples ocasiones debemos reducirla para acabar el plato. Si la sazonáramos antes de reducirla, una vez reducida estaría tan salada que no gustaría a nadie.
Además de reducirla se le da el "toque" particular para cada preparación: añadirle tomate, pimienta o algún otro picante (Tabasco®, guindilla, etc.), alguna hierba fresca picada... al gusto.