El viernes teníamos fecha tope para entregar unas programaciones en el trabajo, así que tuve que dedicar las tardes enteritas a ello.
Y para más inri, el martes se me pinchó una rueda del coche. Quizás no os parezca un problemón, pero a mí casi me da un patatús cuando me ví la rueda así. Estaba claro que algún día sería mi primera vez en este asunto, y menos mal que el coche estaba aparcado, pero ni estaba cerca de casa y estaba sola. Después del shock y un par de llamadas, me fue enviado un mecánico como caído del cielo, jajaja, menos mal, aunque pagar un seguro es lo que tiene ;)
Así que por eso he estado tan desconectada del mundo blog, no sabíais las ganas que tenía de ponerme a cocinar y publicar recetas después de una semana alimentándome de lo primero que pillaba en la nevera.
Tengo recetas preparadas para salir a escena, pero como os escribo rápido y sin mucho tiempo (¡La Manga me espera!) hoy comparto con vosotros una salsa de almendras. No sabía si publicarla o no, ya que no es un plato en sí, pero como la he hecho tantas veces y está tan rica la dejo por si a alguien le apetece prepararla.
La hice para la cena de este viernes, aprovechando que cociné salmón, y como me apetecía presentarlo de forma diferente, preparé este acompañamiento. Perdonad que no hiciera fotos del plato, pero por la noche no salen especialmente bien, así que tengo que conformarme con la salsita sola. Queda genial con los pescados, también con la carne, y si os apetece coger pan y untar la salsa así sin más pues olé :)
La receta es del blog Cocina con Ana.
Ingredientes:
1 o 1/2 cebolla
1 vaso de vino blanco
2 puñados de almendras peladas
Sal
200 ml de nata (crema de leche) para cocinar
Pimienta blanca
Nuez moscada
Aceite de oliva
Elaboración:
Sofreimos la cebolla hasta unos minutos en una sartén con un chorrito de aceite. Añadimos las almendras y salteamos un par de minutos para que cojan color. Echamos una pizca de sal. Añadimos el vino y dejamos que reduzca. Una vez ha reducido, añadimos la nata (crema de leche), damos un par de vueltas y echamos una pizca de pimienta y nuez moscada. Removemos. Retiramos del fuego. Con la batidora trituramos hasta que los ingredientes queden bien mezclados. Aquí es imprescindible que probéis y rectifiquéis de sal y de especias. Yo eché más pimienta y nuez hasta que dí con el sabor que me gustaba. Cuando lo tengáis, servís en una salsera.
¡Feliz domingo!