Alfredo Di Lelio es el creador de la conocida salsa para pastas que lleva su nombre, cuenta la historia que preparó un delicioso plato de fettuccine al burro con un poco queso parmesano y más mantequilla de lo habitual para abrir el apetito de su mujer. ¡Y vaya que lo consiguió!, a su esposa le encantó y Alfredo continuó preparando esta receta en su restaurante en Roma. El plato adquirió relevancia internacional cuando unos famosos actores americanos visitaron su restaurante y también se quedaron encantados con los fettuccines de Alfredo, la receta llegó a Estados Unidos, se volvió muy popular y lo que vino después ya es historia...
La salsa Alfredo original se prepara con mantequilla y queso parmesano, no lleva nata (crema de leche) o crema de leche, yo he hecho una variante con nata (crema de leche) y un poco de perejil rizado, es una receta muy sencilla que me saca de apuros cuando no tengo ganas de complicarme en la cocina.
Aunque está claro que la salsa Alfredo es un aderezo para pastas bastante graso, podemos disfrutar ocasionalmente de este plato acompañándolo con una ensalada fresca o con alguna proteína a la plancha. Me gusta hacer esta receta para almorzar, nunca la hago cenar, así me queda el resto del día para quemar las calorías.
¡Manos a la obra!
Ingredientes 4 raciones:
400 gramos de tagliatelle
3 cucharadas de mantequilla
250 ml de nata (crema de leche) (crema de leche)
Nuez moscada recién rallada al gusto
1oo gramos de queso parmesano recién rallado
Sal y pimienta
Perejil fresco rizado (opcional)
Preparación:
Cocemos la pasta según las instrucciones del envoltorio.
Mientras se cuece la pasta preparamos la salsa. En una cacerola grande derretimos la mantequilla a fuego medio-bajo. Añadimos la nata (crema de leche) y la nuez moscada recién rallada. Removemos, dejamos que la salsa alcance el punto de ebullición y se torne ligeramente espesa. En este punto, bajamos el fuego al mínimo e incorporamos unos 70 gramos de queso parmesano, removemos inmediatamente para que no se formen grumos. Probamos la salsa, la salpimentamos al gusto y apagamos el fuego.
Escurrimos la pasta, la volcamos en la salsa y removemos bien. Servimos enseguida. Decoramos cada plato con el queso parmesano restante y un poco de perejil fresco.
¡Hasta pronto!