Controlando la cantidad de gorgonzola, según el gusto de los comensales, la mezcla de sabores puede ser más o menos intensa pero, en cualquier caso, realmente sabrosa.
Ingredientes:
500 gr. de tallarines.
200 gr. de setas.
150-300 gr. de queso gorgonzola.
100 gr. de nata (crema de leche) agria.
150 gr. de leche.
perejil, sal y pimienta.
queso parmesano rallado.
Ponemos 3 cucharadas de aceite en una sartén muy amplia y salteamos, a fuego vivo, las setas limpias y troceadas grandecitas.
Cuando las setas empiecen a dorarse, bajamos el fuego y añadimos trocitos de gorgonzola. El gorgonzola es un queso fuerte de sabor así que la cantidad la dejamos a discreción de cada cocinero. Le damos unas vueltas al queso en la sartén, aplastándolo con una pala de madera para deshacerlo y añadimos la nata (crema de leche) agria y la leche. Dejamos hacer todo junto unos minutos para que los sabores se integren, añadimos un poco de perejil picado y apagamos la sartén hasta que los tallarines estén listos.
Ponemos una cazuela con abundante agua y, cuando rompa a hervir, añadimos un buen puñado de sal y los tallarines. Hemos calculado unos 125 gr. por persona, cantidad que nos parece más que suficiente, y dejaremos cocer hasta que los tengamos “al dente”.
Escurrimos los tallarines y volvemos a poner al fuego la sartén con las setas y la salsa de gorgonzola. Cuando el contenido de la sartén esté caliente de nuevo, probamos de sal y rectificamos si es necesario.
Agregamos a la sartén los tallarines bien escurridos, una pizca de pimienta y removemos para integrarlos bien en la salsa.
Emplatamos y espolvoreamos por encima un poco de perejil picadito en crudo y queso parmesano rallado.
Hay que recordar llevar a la mesa un cuenco con más queso parmesano rallado por si algún comensal desea añadir un poco más a su plato.